Reflexiones: confianza 2.0 / vulnerabilidad

confianzaAdvertía en mi post anterior que la segunda parte del libro de Rafael Echeverría sobre la empresa emergente incidía en la confianza como su necesaria emocionalidad dominante.

Hablemos de ello… y de qué pasa con la confianza en lo 2.0. Pero en la noción del trabajo, de la empresa y de las personas «abiertas», no sólo en los aspectos más tecnológicos que pueden soportarlos.

Voy a dedicar una serie de posts a todo ello, porque me parece una de las claves del trabajo del futuro. Soy consciente de mi atrevimiento por ser un novato, un recién llegado, como quien dice, a este mundo «dospuntocerista», pero trataré de aprovechar la ventaja que me da el no haber perdido aún del todo la virginidad de mirarlo aún casi todo desde el asombro, con ojos aún no amaestrados.

A fin de cuentas y como veremos a continuación… arriesgarme a caer en la ingenuidad o en la obviedad es el primer paso que debería dar para generar confianza.

vulnerabilidad3En efecto, según Echeverría, para que la confianza surja en un equipo (o entre dos personas) se necesita un ingrediente fundamental: mostrarse vulnerable.

No esconder las que consideramos nuestras debilidades, porque es precisamente el hecho de no establecer defensas lo que mejor demuestra desde los hechos que estamos preparados para co-operar, que asumimos que nadie querrá obtener ventaja de nuestra debilidad y que nosotros renunciamos a hacerlo con la de los demás compañeros de viaje.

Pero establecido ese ánimo como base de la confianza, para Echeverría la vulnerabilidad no es suficiente. Señala además tres juicios que necesariamente tienen que estar presentes para que la confianza sea la emocionalidad dominante en un proyecto compartido:

  • responsabilidad;
  • sinceridad;
  • competencia.

Si alguno de estos juicios es negativo sobre cualquier persona con la que debamos compartir objetivos, la confianza no germinará o se verá irremisiblemente dañada y el rendimiento del equipo seriamente comprometido más allá de las capacidades individuales.

Sirva esta introducción para abrir mi reflexión sobre cómo estas distinciones funcionan de igual modo… o cambian en el entorno 2.0. Veamos. Comencemos por la vulnerabilidad.

¿Por qué la gente adopta frecuentemente segundas personalidades en la red? ¿Por qué los nicks inundan foros, comentarios de blogs y redes sociales? ¿Por qué ocultar o maquillar la propia imagen?

miedo2Mi reflexión me conduce, a veces directa o a veces indirectamente, a una respuesta básica: por miedo.

Con matices, claro… pero por miedos… que adoptan innumerables formas, fundamentalmente motivados por la defensa de la imagen pública y de no tener que arrostrar consecuencias no deseadas en la vida real.

Algunas actitudes relacionadas:

  • Tirar la piedra y esconder la mano. Una identidad oculta me permite, por ejemplo, mantener mi imagen socialmente reconocida impoluta… y al mismo tiempo, en ese segundo plano:
    • mostrarme intelectualmente transgresor con los convencionalismos sociales, con la política, con la religión, con el sexo, con las leyes…
    • mostrarme irónico, sarcástico o mordaz, criticar o atacar ferozmente (muchas modalidades disponibles) a personas, empresas, marcas, instituciones…
  • Oxígeno. Sacar fuera características personales que hemos «aprendido» a arrinconar «porque la vida nos endurece»… pero que seguimos llevando dentro:
    • ternura, sensibilidad;
    • solidaridad, compromiso…
  • Sin-vergüenza (no confundir…). Intervenir, opinar de todo y sobre todo: nadie sabe que soy yo. No me siento incompetente o no me importa porque nadie se entera.
  • Delinquir. Algo más viejo que el tiempo. Por lo que se llegaron a prohibir desde la capa española hasta los disfraces de carnaval.

Naturalmente, la lista es incompleta, no era mi intención ser exahustivo: dejemos a psicólogos, investigadores o filósofos que hagan su trabajo, que no es el mío.

Pero en realidad, todo podría mezclarse en el origen: miedo a consecuencias no deseadas.

blog1Ser blogger tiene por eso, en la mayoría de los casos, un plus de positividad: la mayoría muestra su verdadera identidad. Hay quien incluso lo disfruta en comunidad, como hace Julen Iturbe cuando habla de su otro first life. La autenticidad transpira entonces mejor entre las letras de los post.

Aunque el blogger mantiene el control sobre los contenidos, lo que dice va configurando su identidad pública, la que le condiciona al relacionarse con el mundo. Se arriesga a la crítica, al fracaso o al desinterés (que no sé qué es peor según quién). Cómo reacciona a los comentarios (al hecho de que existan y a lo que dicen), qué enlaza, qué le preocupa, de qué se ríe, frente a qué se irrita… todo eso es mostrarse, abrirse, ofrecerse como blanco de juicios ajenos. Alimenta confianza.

El crecimiento de las redes sociales profesionales, lo admito, me admira. Porque ahí la identidad es también la real y las personas participan en ellas literalmente desnudando su competencia (las que participan, claro)… y algo más: inevitablemente construyen imagen de la empresa para la que trabajan, lo quieran o no. Aunque todo el que le lee a alguien sabe que es una intervención personal, referenciarlo mentalmente a su empresa es inevitable, a mi modo de ver (y paradójicamente creo que no sucede en los blogs, no me pregunten por qué).

linkedinAquí hay que diferenciar a quienes hacen uso profesional de las redes sociales como herramienta de marketing para su negocio, de quienes tratan de usarlas para trabajar en cooperación. Son éstos quienes me tienen admirado. Creo que es el mejor ejemplo (aunque más escaso de lo que aparenta) de auténtico 2.0 relacionado con la empresa.

Y de un calado similar, a pesar de estar sometido a mayores dificultades y ser menos popular, que otras actividades «dospuntoceristas» normalmente destacadas y relacionadas con la vida social, política o económica de la propia sociedad.

El crowdsourcing y la open-innovation merecen comentario aparte en lo que se refiere a la confianza, así que dejémoslo por ahora.

El resto de foros y redes sociales… son con frecuencia otro cantar, ¿no creen?

Me viene ahora a la mente el comentario de Deiane a mi anterior post. Hago otra pregunta: ¿han admitido en su cuenta de Twitter a algún follower que no se identifica y que, además… nunca escribe ningún tweet? ¿Alguien me explica por qué… siendo, a fin de cuentas, un acto de confianza ciega?

No me importa que la gente use un nick. Incluso le veo algunas ventajas… y es divertido. Pero no me gusta la gente a quien, tras dedicar algunos minutos de búsqueda, soy incapaz de identificar en su first life. Mucha preocupación por ocultarse y una situación de desequilibrio entre su situación y la mía que no me parece admisible ni de justicia. Es gente en la que no confío, porque la confianza, o es mutua… o no es.

Claro que en lo 2.0 está también el ámbito de lo puramente lúdico, donde el miedo no aplica (o no lo parece) y son la seducción, el narcisismo, el voyeurismo o el simple juego los que a veces ocupan su lugar. Pero eso escapa a lo profesional.

Si quieren seguir este hilo que promete alargarse… vuelvan. Por aquí nos encontraremos. Pasen… y opinen.

7 comentarios

    1. Gracias por pasarte por esta casa, que es tuya… y por el deseo de suerte con esta andadura.

      Y no, no te preocupes. Tu first life estará bien resguardada de los inquisidores obscenos. 😉

      Me gusta

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