Vibraciones: Javier Solana, MONDRAGON y Donald Trump

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Que Javier Solana tiene ya la suficiente edad como para estar definitivamente fuera del circo de la política activa lo dice la forma en que se refiere a Donald Trump de manera pública.

Quien aún asiste con asiduidad a las reuniones del Club Bilderberg y se jacta de haber borrado la palabra «no» del vocabulario de sus propias conversaciones y negociaciones con los mayores líderes mundiales (incluyendo algunos grandes dictadores, criminales de guerra y varios sátrapas) para alcanzar acuerdos «satisfactorios para todos», no tiene empacho hoy en adornar abiertamente a Trump con los calificativos que libremente considera que merece.

El viernes pasado ofreció la conferencia principal de la edición de este año del internamente conocido como «Foro 400», un acto de desarrollo directivo que anualmente congrega en el Kursaal de San Sebastián a un numeroso grupo de responsables de las cooperativas de MONDRAGON, centrado en esta ocasión en el concepto de intercooperación.

Quizá no haya sido ésta, a mi modo de ver, una de las más atractivas e importantes ediciones del Foro, pero sí dejó algunas pinceladas de interés que me apetece glosar, en particular de la intervención del propio Javier Solana.

Concretamente, dos de las gráficas que mostró en su presentación y que voy a compartir ahora aquí, añadiendo algunas de las cosas que sobre ellas Javier Solana dijo… y alguna de las que no dijo, pero digo yo… 😉

La primera gráfica, de hace ya cuatro años pero aún interesante, está extraída de los trabajos realizados por TeleGeography y glosada por The Economist. Se trata de la evolución del ancho de banda en uso de la red de cables submarinos en todo el mundo, en el periodo 1997-2012, desglosando los continentes o regiones mundiales a los que presta servicio.

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La lectura que de ella hizo Solana tiene que ver con el hecho de que las comunicaciones de alto nivel que trasladan información y conocimiento tienen su mayor demanda mundial en la conexión transatlántica, lo que es igual que decir (viendo la red de cables existente), básicamente entre Europa y Estados Unidos. Este flujo de información no es solo el más importante del mundo a nivel absoluto, sino que muestra un sólido crecimiento sostenido… en contraposición con la conexión transpacífica, la única cuyo crecimiento se muestra estancado en los últimos años.

La relevancia de Europa en este ámbito se refuerza aún más si consideramos que la franja de mayor crecimiento sostenido es ya la que corresponde a las conexiones entre Europa y Asia.

Dado que, si el gráfico hubiera mostrado el tráfico de mercancías, sería prácticamente lo contrario (entre Europa y Estados Unidos es ya casi testimonial), Solana concluía que aún Europa es protagonista de los flujos de información dominantes en el mundo… que el valor añadido más importante, el de la innovación y el conocimiento, aún radica en Occidente, a pesar de que la producción y el comercio de bienes estén definitivamente globalizados.

Lo que no hizo Solana es comentar otra derivada que bien podría extraerse de la misma gráfica: a poco que se fijen, advertirán también el sólido crecimiento de las comunicaciones intra-asiáticas, que suponen ya el segundo mayor bloque de comunicaciones del mundo, de igual dimensión a las transpacíficas… lo que bien puede interpretarse como un incremento imparable de la independencia de Asia frente a la hegemonía americana. Y también a esto podría sumarse el que la franja de mayor índice de crecimiento es la que conecta Europa y Asia, pero entendiéndolo en sentido contrario al que antes aparentaba, ¿no creen? 😉

Don Javier mostró otra gráfica que no es difícil encontrar en la red: la evolución comparada del PIB en PPP entre Estados Unidos y China. De ser la norteamericana 4 veces superior en 1996, a igualarse solo 8 años más tarde, en un fenómeno acelerado en unos 10 años al menos frente a las previsiones, como una de las consecuencias de la gran crisis que hemos sufrido.

No olviden este dato porque lo podrán conectar de inmediato, como un punto y seguido, con la gráfica que viene a continuación…

Extraído de una publicación de hace menos de un año del economista Branko Milanovich en el Harvard Business Review, se trata de un gráfico de barras que representa el incremento de los ingresos que ha tenido la población mundial en el periodo 1988-2008, 20 años en los que la globalización ha tomado carta de naturaleza. Cada barra representa el 5% de la población clasificada por riqueza, ordenada de menor a mayor. El 5% más rico, por lo tanto, estaría en el extremo derecho, pero como excepción y para tener una mayor comprensión de lo que los datos nos ofrecen, lo divide a su vez visualmente en dos segmentos: quienes están entre el 2 y el 5% más ricos… y finalmente solo quienes pertenecen al 1% de los más ricos.

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Javier Solana puso el acento de su comentario en resaltar la transferencia de riqueza de las clases medias de Occidente (Europa y Estados Unidos) hacia la emergente clase media asiática, que ha visto incrementar sus ingresos netos (en términos comparables y traducidos realmente en poder adquisitivo, pues de nuevo están medidos en «paridad de poder de compra» o PPP) en torno a un 70% en el periodo frente al casi nulo incremento en la occidental.

Y… tachááánnn… he aquí la razón de un Trump. Ahí están sus votantes.

Y los de los emergentes populismos europeos… «de derechas», claro.

Solana centró también nuestra atención sobre el indudable hecho de que los otros grandes favorecidos de la globalización han sido y son quienes engordan ese 1% de más ricos del mundo… y clamó por cambios que permitieran que parte de esa riqueza se redistribuyera para compensar a las clases medias.

Únanlo a la reflexión que les pedí que se guardaran sobre la evolución comparada del PIB-PPP entre China y USA… y ya tenemos armazón dialéctico bien estructurado para explicarlo todo… 😉

Eso sí, de lo que no hizo mención alguna Solana es del impresionante incremento de la presión impositiva que en Occidente han soportado esas clases medias, obviando que la riqueza no se transfiere tan linealmente, sino que es una sustancial creación de la misma la que permite que el crecimiento se distribuya mucho mejor que cuando se reparte, viejo proverbio liberal en el que creo a pie juntillas…

Hay otra lectura gratificante a la que hizo mención de pasada, pero que es de resaltar: la reducción significativa de la pobreza en el mundo, a pesar de que la desigualdad (con ese incremento de riqueza de los más ricos… tan obsceno, no me interpreten mal) siga creciendo.

Branko Milanovic lo explica bien todo en su libro «Global Inequality – A New Approach for the Age of Globalization«, por si quieren profundizar en el asunto. Un breve vídeo que resume la interpretación del gráfico de una manera muy visual y divertida pueden encontrarlo aquí.

Esto es todo por hoy… salvo que quieran que conversemos sobre ello, en una tertulia que se puede abrir aquí mismo. Es solo un poco más abajo.

9 comentarios

  1. Sintético y didáctico!!!
    Analizando el artículo y la información que se incluye, extraigo dos conclusiones:
    1.- Europa me recuerda al Imperio Romano al inicio del declive y al resurgir del imperio persa.
    2.- Asia (China e India) siempre han estado ahí nutriendo la ruta de la seda, pero en Occidente siempre nos miramos el ombligo y pensamos que somos el centro del mundo.

    Para una cura de humildad leer http://m.casadellibro.com/libro-el-coraz0n-del-mundo/9788416771165/3055810

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    1. Gracias por la recomendación… y por el comentario.
      Tienes razón en lo que dices sobre Asia, pero hemos perdido perspectiva histórica y también ganas de buscarla.
      Sobre Europa, mi impresión es más bien sombría, porque el declive (o lo que parece) no solo nos está marcando como naciones o continente, sino como cultura… y empiezo a ver que eso se traduce en cosas mucho más cercanas: en personas que se refugian en lo simple, en empresas que se refugian en lo conocido, en sociedades que no quieren mirar para no ver lo que les llevaría a una situación mucho más incómoda de lo que necesitan creer que tienen.
      En fin…
      Que gracias de nuevo.

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  2. Hola Jesús, gracias por tu entrada. Muy didáctica.
    «Compro» todos los argumentos. Hace tiempo que vengo pensando esto mismo, pero nunca lo he llegado a expresar ni con esta claridad ni con estos datos. Personalmente, creo que estamos totalmente aletargados en muchos niveles y que Europa no ha sabido digerir bien la imparable globalización. Es un problema genérico de educación, falta de interés y conformismo. Mientras tengamos circo y gladiadores, todo va bien.
    Cada uno de nosotros, como individuo, tenemos dos poderosas armas: el poder del consumidor y el del votante, pero como consumidores, hace mucho que nos estamos pegando tiros en el pie y, como votantes, lo estamos viendo. La democracia en occidente va a tener que hacer frente a su mayor enemigo, el sufragio universal ¿qué pasa cuando la mayoría da su voto a tip@s que quieren destruir las leyes y los principios éticos más básicos de nuestra sociedad?. Ha pasado en USA y, desgraciadamente, lo vamos a ver aquí al lado muy pronto… Pintan bastos. ¿alguna solución?
    Un saludo.

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    1. Hola, Sergio.
      Cuanto tiempo… 🙂
      No puedo ser muy optimista, hoy por hoy: aunque mi tendencia natural es más bien cercana a ver oportunidades que amenazas en cualquier situación, no es eso lo que describe mi percepción actual, algo a lo que además no ayuda mi momento vital y profesional.
      Siguiendo el hilo de tu argumento, hace mucho que veo a nuestra sociedad incondicionalmente hedonista, un estado de situación del que solo sale de manera puntual y siempre que esté garantizado que puede generarle incomodidades… pero no pérdidas. Hay algunas señales positivas en las nuevas generaciones, pero en paralelo a otras de sentido opuesto que las contrarrestan sólidamente, así que no espero gran cosa de una evolución natural de Occidente como consumidor, más allá de una progresiva permeabilización de las conciencias que solo sucederá, como decía, si se produce sin pérdidas.
      El escenario es incluso más complejo como votantes, porque toda posición crítica es inmediatamente absorbida y manipulada por clases politizadas que las conducen (de otra manera aparentemente opuesta, pero que en el fondo acaba conectándose al otro extremo como un anillo circular) hacia sus propios intereses ideológicos, no sociales.
      El cuestionamiento del sufragio universal como mecanismo de gobernanza democrática es un viejo debate que en los últimos meses vive un nuevo florecimiento. Como sabes, trabajo en una empresa cooperativa de MONDRAGON… y ya tengo narrado cómo uno de los fundadores cuestionó como idóneo para el momento actual el principio de «un hombre, un voto», algo que se le permite por ser quien es pero que ni siquiera se debate.
      Creo sinceramente que tendríamos una incapacidad como sociedad para debatir en profundidad y sin prejuicios modelos ligeramente corregidos que considero podrían ser interesantes. Simplemente, en mi opinión no hay ni una sola posibilidad de instalar este asunto en el debate público.
      Solo veo una dirección viable para aprovechar bien nuestro voto en estas circunstancias: usarlo para reforzar a quien apueste como su mayor bandera por la independencia de los sistemas de control de las democracias occidentales, por el establecimiento de mecanismos robustos de contrapoder que garanticen que ni los votos permitan gobernar por encima de determinados suelos éticos o de los marcos legales básicos. Es para mí la gran clave para tener una sociedad políticamente respirable, independientemente del color y la ideología de quien asuma las labores de gobierno en cada instante.
      Sospecho que no te resulta suficiente, ¿es así?
      Pues no doy más, jeje…
      Un saludo y muchísimas gracias por comentar.

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    2. El artículo, muy inteligente y clarito. Gracias. Añado: La globalización es un invento de las grandes industrias europeas y USA que se impuso a cañonazos; chantaje y sobornos para quedarse con todo el pastlL: Latinoamérica, Africa, Asia, Oriente medio. Los trabajadores de los países industrializados, si pueden quedarse con unas monedas, paciencia, ya se las sacarán de alguna forma en pro de la competitividad. Con la enaltecida santa globalización (Contrabando legalizado) ya ningún trabajador sensato piensa que sus hijos vivivirán mejor que él; sabe -con mayor o menor claridad- que año tras año el dinero se concentrará cada vez en menos manos.. Lo que no imaginaron los inventores es que China fuera capaz de usar las reglas a su favor y capaz de defenderlas. Por supuesto que las grandes empresas saben adaptarse… como la rata que dibuja El Roto, ese genio, que corre gritando «El capitalismo funciona, solo hay que saber adaptarse». Trump es seguramente esto y aquello, y aún peor, pero innegablemente supo ver una faceta de la realidad; que las reglas de juego ahora , increiblemente, favorecen a los chinos. Que sepa ponerle el cascabel al tigre será otra historia, pero admitamos que importando manufacturas sin impuestos que dañen las industrias locales hagamos las cuentas que hagamos el asunto no cuaja como es debido. (A quien interese y quiera divertirse un rato, ver Minihistoria Universal, en gvega-libros.com)

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      1. Hola, Guillermo.
        Sin discrepar en muchas de las cosas que describes, quiero resaltar también algo que menciono (aunque solo sea por compensar) en clave positiva: la globalización sí parece haber tenido efectos en la reducción de la pobreza en el mundo, aunque haya incrementado inmoralmente la desigualdad. Por lo demás, toda mi generación hemos vivido una vida con Occidente muy por encima de Asia. En nuestra infancia, adolescencia, juventud e incluso madurez. Todo ha cambiado ahora, sí… pero antes de nuestra generación, China y otras regiones de Asia ejercieron históricamente un rol económico poderoso que todos obviamos como si lo que conocemos es lo que debe existir, sin una vuelta a casa…
        Hay cosas que ya no tienen marcha atrás, al menos en otra generación.
        Muchas gracias por tu comentario.

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