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Reflexiones: curación y saturación

No sé si el significado de “curación de contenidos” que hoy identificamos con facilidad con la labor de “encontrar, organizar, filtrar y dotar de valor, relevancia, significatividad, en definitiva, de utilidad el contenido de un tema específico que procede de diversas fuentes” estará así reconocido por la RAE, que creo que solo se aproxima con una de las acepciones de “curador”, que es la de «persona encargada de la conservación y supervisión de bienes artísticos o culturales, especialmente para su eventual exhibición”, definición que se aproxima… pero que no parece ser exactamente lo mismo.

En cualquier caso, es una labor que miles de personas realizan sobre la ingente cantidad de información disponible en la red, que crece exponencialmente cada día, y que resulta especialmente útil y necesaria en procesos como los de vigilancia tecnológica y competitiva, investigación científica, revisión bibliográfica, marketing digital o preparación de materiales educativos.

Claro es que la liviandad o la exigencia técnica de la tarea o las fuentes de información nativas a utilizar son de muy diferente naturaleza y acceso… pero en lo básico, el proceso de curación sigue los mismos pasos.

Estén tranquilos, que no voy a redactar un artículo teorizando sobre la historia o el proceso de la curación de contenidos… 😅

Sobre eso hay miles de artículos y páginas en la red, hasta el punto de que no vendría mal encontrar un buen curador para seleccionar la información más precisa sobre el tema… 😂

Verán, modestamente, en mis “vibraciones sonoras” realizo en realidad una labor que no es otra cosa que curación de contenidos. Musicales, en este caso.

El trabajo que realizo semana a semana sigue los cánones de todo buen proceso de curación:

  • Buscar: es clave identificar las fuentes de las que nutrirse, sin lugar a dudas. En mi caso, actualmente son algunas playlists de Spotify especializadas en novedades semanales de música en castellano, que conectan total, parcial o localmente con mis gustos. Hoy son básicamente 3, pero han sido más… y menos. Me voy adaptando.
  • Filtrar: al menos un par de días de la semana realizo una escucha rápida de las canciones de esas playlists actualizadas, para identificar las que estén alineadas con lo que hoy por hoy disfruto oír, o con una voz, un sonido o una producción que «me dice algo»… aunque sea bastante ecléctico en estilos y gustos. Aquí paso de unas 120-150 canciones nuevas que reviso cada semana, a una preselección de 8-12, normalmente.
  • Analizar: las noches, pero sobre todo el coche, en los viajes de ida y vuelta del trabajo, son los momentos elegidos para escuchar varias veces y con más calma, esa lista previa. Cuando escuchas varias veces una canción a lo largo de una semana, a veces ocurre que te gusta cada vez más y a veces llegas a un punto en el que sabes a ciencia cierta que te va a cansar oírla más, que te va a saturar y que no debe formar parte de las elegidas. A estas últimas las voy «matando» hasta formar el paquete de las 2-6 semanales que pasan a la playlist del año.
  • Elaborar: de la lista preliminar han pasado a la lista definitiva, sí, pero… no siempre las añadidas encajan bien con el «hilo» de lo que ya estaba. A veces plantean armonías disfóricas en la continuidad de un tema a otro, a veces configuran un grupo con demasiados minutos de desgarramiento y oscuridad, o de poppy que empalaga… Es el momento en que se trata de refinar no la parte sino el todo.
  • Difundir: quizá la fase menos reconocible en mi actividad. Al margen de las veces que trato de meterla entre los gustos de la familia 😉 , mi única labor de difusión es en realidad el post que en esta bitácora escribo una vez al año, en el capítulo de «vibraciones sonoras«. Este blog no va mayoritariamente de eso, por una parte… y no puedo pretender que mis gustos musicales conecten masivamente con mi audiencia habitual, por otra. Desde luego que no. Así que discreción.

El caso es que me he puesto a pensar… y mi principal tarea de curación de contenidos no ha sido ésta, la verdad, a lo largo de mi recorrido en la red. Mi principal esfuerzo, prolongado durante muchos e intensos años, ha sido en Twitter.

Durante una larga etapa, prácticamente no había un día en el que no invirtiera cerca de una hora en leer mi servicio de feeds (el añorado Google Reader), a revisar exhaustivamente el timeline de mi Twitter… y a divulgar los contenidos que creía que resultarían profesionalmente excitantes o al menos interesantes para mi comunidad, en el propio Twitter.

Fue una etapa en la que «el barrio» era reconocible, el núcleo del Personal Learning Environment (PLE) que había ido configurando con el exclusivo propósito de aprender, de absorber insights, conocimientos, experiencias, miradas… De contrastar y en definitiva de conversar.

Pero todo eso… murió. En mi caso, al menos: casi solo uso Twitter ya precisamente para dar difusión a mis posts mensuales, aunque en realidad tampoco es que eso me reporte demasiada utilidad, porque las lecturas de los mismos están ahora casi masivamente ligadas a LinkedIn y el flujo que llega de Twitter es casi anecdótico.

No voy a hacer de plañidera del funeral de mi propia cuenta de Twitter, no… pero me genera una reflexión: hay excepciones, nodos de mi vieja red que aún están ahí (muy pocos) y que se mantienen vivos, inasequibles al desaliento… pero mi desconexión de Twitter como herramienta de aprendizaje se produjo de forma bastante acelerada, de la misma manera que fue bastante acelerada la despoblación de «mi barrio».

O sea, que buena parte de la amplia comunidad en la que nos comunicábamos se apartó de la misma en un periodo que no llegó a los dos años. Todos al mismo tiempo.

Alguna vez he escrito sobre ello con un juicio de cierta pérdida de interés en los contenidos, de justificar mi retirada en el sentir de que empezaba a recibir demasiado porcentaje de información que tenía un carácter repetitivo, que ya no me aportaba demasiado valor.

Y probablemente así fuera, porque todos aprendemos y evolucionamos, todos buscamos nuevas cosas que colmen nuestro hambre de descubrimiento, de asombro, de entender más allá. No se trata de que haya culpables, claro… Mantener ese nivel en mi PLE, probablemente, habría exigido cambiarse de ciudad, volver a construir «un barrio nuevo», empezar de cero. O sea, en el proceso anterior, volver a la fase de «Buscar».

Y eso… cuesta. Cuesta mucho.

Implica mucho trabajo el identificar nuevas fuentes generosas, honestas y ricas en reflexión y ambición, que renueven el valor que te llega a través de su labor de curación. Implica abrir relaciones nuevas y entregar a cambio también tu pequeña aportación. Y todo eso no implica solo un esfuerzo al que hay que estar dispuesto, sino que tampoco hay garantía de que, puestos a ello, se pueda obtener una satisfacción renovada, porque curadores potentes que ofrezcan perspectivas muy diferentes a quienes ya estaban en la avanzadilla de estado del arte de las cosas, no es tarea precisamente sencilla, si es que es posible.

Con la perspectiva de los años, además, lo veo con matices que me parecen relevantes: hoy creo, sinceramente, que esos contenidos «repetitivos» que ya percibía como de menor aportación de valor… seguían siendo muy buenos contenidos.

O sea, que todo estaba en mí.

Que era yo el que había perdido interés por seguir en ese contenido, en ese lugar. Que era yo el que ya no encontraba igual de excitante comentar un blog, conversar en Twitter o distribuir algo que, siendo muy bueno, ya no me generaba el asombro inicial, o ya no conectaba con abrirme nuevas posibilidades de acción.

Quizá podamos concluir, queridos lectores, que eso es más o menos lo mismo que lo que le pudo pasar a una parte importante de mi comunidad… y a partir de ahí, el efecto es de bola de nieve.

Mi reflexión en este artículo va por ahí, por entender que la curación en un campo de contenidos, en una comunidad, llega siempre a un punto de saturación en el que ya no se aprecia el valor, aunque objetivamente siga existiendo.

Dicho de otra manera, que es necesaria una continua curación de curadores como proceso paralelo, si se quiere mantener los niveles de valor percibido… 😅

Así que, una vez llegados a este punto, la cuestión que me planteo ahora es: ¿qué significa eso en los procesos de vigilancia tecnológica y competitiva o en la selección de contenidos de marketing digital en una empresa?

¿Qué deberíamos hacer para que estos procesos mantengan su aportación sostenida y renovada en el tiempo y no decaigan en las organizaciones como siempre hacen? ¿Basta con renovar las fuentes? ¿Renovamos los equipos? ¿Arriesgamos el perder capacidades analíticas o conocimiento técnico y de negocio a cambio de atracción renovada?

¿Números de blog?

Solo habían transcurrido tres meses de la vida de esta bitácora cuando escribí el artículo «Números de blog» para celebrar las 1.000 primeras páginas vistas.

Desde entonces, cada año he ido haciendo balance de cómo me va en esta historia, incluyendo los datos de visitas y la evolución del grado de atención que esta modesta casa despierta en su apreciada comunidad… aunque en varias ocasiones advirtiendo de las dudas que las «estadísticas» de WordPress me ofrecían en cuanto a fiabilidad de los datos.

Hoy ya no me cabe ninguna duda.

Desde la última gran renovación de LinkedIn, esta red profesional contabiliza las visualizaciones que dentro de ella se realizan a las publicaciones que uno hace allí. Como tengo ligada la publicación de artículos del blog desde el propio WordPress a mi perfil en LinkedIn, dispongo de una contabilización específica del tráfico que llega a mi bitácora exclusivamente en ese origen… hecha por ese origen.

El pasado viernes día 10 hice un balance de vistas en ambas fuentes de datos, desde la fecha de publicación de cada uno de los últimos 5 artículos, hasta dicha fecha… y el resultado fue el siguiente:

Como ven, LinkedIn registra 775 páginas vistas desde su propia plataforma (de la que no tengo por qué desconfiar, porque me he ido fijando en cómo iba creciendo cada una día a día hasta estancarse, en este periodo de control), algo imposible si WordPress me dice que sólo se han visualizado 111 en el conjunto de todas las fuentes de acceso en el mismo periodo.

Fuentes que para mí son:

  • Facebook (en mi caso desde luego con un tráfico nada desdeñable),
  • Twitter (que ha ido disminuyendo, pero que aún me sostiene una cierta actividad de enlace),
  • otras redes como Viadeo o Xing donde también publico (admito que en estos casos, cantidades despreciables),
  • Whatsapp (sí, también aquí… y en este caso, por ejemplo, he podido verificar que solo entre los días 12 y 13 hubo casi 100 páginas vistas de la serie «Arte y Bilbao» por este canal),
  • búsquedas de términos o imágenes (siempre hay una cantidad modesta, pero continua, de visitas a través de los motores de búsqueda como Google),
  • feeds sindicados (los Feedly de rigor, que «haberlos hailos»),
  • suscripciones al blog (a través de WordPress, por correo electrónico o por Networked Blogs).

Así que… no solo LinkedIn me muestra que debería multiplicar por 7 los registros de las estadísticas de WordPress, sino que, en función de las otras fuentes de visitas que no puedo controlar, ¿por cuánto tendría que multiplicarlos? ¿Por 10? ¿Por 15? ¿Por…?

Ya… ya sé que los pobres de WordPress.com no tenemos derecho a quejarnos, que todo es gratis y que se trata de un asuntillo amateur… que si uno quiere conectar su blog a Google Analytics u otros servicios, «hay que profesionalizarse» y pasar a WordPress.org…

Bueno, pues no.

Cuando a uno le ofrecen estadísticas desde quien es el indiscutible número 1 del mundo en su campo, espera fiabilidad.

Y si no, que las quiten.

¿No crees, WordPress.com?

Vibraciones: «makers»

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Hace solo una semana se celebró en Zorrozaurre, en el Espacio Open de la Antigua Fábrica de Galletas de Artiach, la Bilbao Maker Faire. Casi 100 «inventores» se dieron cita en este evento anual (aquí aún no excesivamente popular), cuyo espíritu pueden percibir en los 2 minutos de este vídeo de A3media.

No pude esta vez acercarme personalmente, pero he recibido referencias que describen una «desahogada» asistencia de visitantes alrededor de una interesante atmósfera que solo podía percibirse allí… hasta el punto de recordarme algunos apuntes realizados en el marco de una reciente reflexión estratégica y de provocarme ganas de compartirlo aquí.

maker-fairelogo

La definición exacta de “makers” es un poco imprecisa, pero se puede pensar en ellos como «la generación web creando cosas físicas en lugar de sólo pixels en pantallas». El Media Lab del MIT se refiere a ellos como personas que tratan a los átomos como a los bits, utilizando las poderosas herramientas de la industria del software para revolucionar la forma en que se hacen los objetos tangibles.

Lo que ahora llamamos el movimiento “maker”, es un término acuñado por Dale Dougherty, de O’Reilly Media. En 2005, este editor de tecnología hizo una apuesta en éste sentido no sólo con el lanzamiento de Make, una revista trimestral sobre proyectos «Do It Yourself» (DIY), sino también, en 2006, con una serie de Maker Faires en Estados Unidos que se convirtieron en las primeras exhibiciones para el movimiento emergente.

Una Maker Faire es una feria de inventores y creadores, un escaparate de invenciones, creatividad e ingenio pensado para todos los públicos, además de una celebración del movimiento maker. Es un lugar en el que la gente enseña al mundo sus creaciones y comparte su conocimiento con quienes quieren aprender, con el objetivo de divertir, informar y conectar a la gente de esta comunidad para que crezca.

Además de la feria original de San Mateo (California) se celebran otras 35 Maker Faires de alcance regional en el mundo (como la de Bilbao) y cerca de 200 Mini Maker Faires locales. Lo que empezó siendo en muchos lugares una especie de mercadillo tecnológico alimentado por frikis está alcanzando una dimensión y preparación que a veces abruma, como la feria de Londres (échenle un vistazo a las imágenes de pasadas Maker Faire UK)… o la de Shenzhen, ciudad que se ha convertido en su mayor escaparate mundial en el camino de transformarse en el «Silicon Valley» mundial del hardware (ver mapa), cuya mejor muestra puede ser el siguiente vídeo.

Voy a tratar de resumir a continuación, a lo largo de este artículo, varias lecturas que he realizado en los últimos meses sobre todo ello. Encontrarán fragmentos de textos, ordenados e ilustrados, sobre un fenómeno creciente en dimensión e importancia que bien podría ser uno de los pilares que nos sirva, como sociedad, para afrontar en condiciones este futuro incierto pero transformador que se avecina. Dejo en su mano, amables lectores, la valoración de hasta dónde consigo que esta síntesis tenga sentido propio o al menos obtenga el valor de su atención.

Entre los makers hay todo tipo de gente, con todo tipo de edades y orígenes: fans de la tecnología, artesanos, científicos o «inventores de garaje». Sin embargo, lo que distingue a los makers contemporáneos de los inventores y de los artesanos de otras épocas, es el increíble poder que les brindan las tecnologías modernas y una economía globalizada, como canal para conectarse y aprender y como medio de producción y distribución. El software digital de gran alcance les permite diseñar, modelar, y dirigir sus creaciones, reduciendo al mismo tiempo la curva de aprendizaje para utilizar herramientas de tipo industrial de producción. Los makers tienen acceso a materiales sofisticados y piezas de máquinas de todo el mundo. Foros, redes sociales, listas de correo y sitios de publicación de vídeo les permiten formar comunidades y hacer preguntas, colaborar, compartir sus resultados, e iterar para alcanzar nuevos niveles de desempeño.

El movimiento maker ya no descansa más en el do-it-yourself… sino definitivamente en el do-it-together, como resaltan de manera muy simple los principios del «The Maker Movement Manifesto«, que se pueden sintetizar en cuatro ideas:

  1. «Making makes us human» (hacer nos hace humanos).
  2. «Do it together» (hazlo juntos).
  3. «Play, participate, support» (juega, participa, apoya).
  4. «Share your success, give back» (comparte tu éxito, devuelve… regala).

Los makers de hoy pueden crear hardware capaz de explorar las profundidades del océano, ir al espacio, y solucionar problemas críticos que antes eran del dominio de las grandes y bien financiadas organizaciones. Inventan nuevas soluciones, llevan innovaciones al mercado, y obtienen una perspectiva interesante a través de la ciencia ciudadana. Comparten, inspiran y motivan, y en el proceso, están transformando la educación, la economía y la ciencia.

Como veremos más adelante, alejados cada vez más de la artesanía y el hobby, están pasando de ser una actividad de ocio en un garaje, a una auténtica nueva fuerza económica.

¿Sorprendidos? ¿Incrédulos? Acompáñenme hasta el final…

He tratado de reflejar en la siguiente imagen los ingredientes que configuran el fenómeno maker, ingredientes que iré desgranando y completando a continuación.

makers-resumen

Comencemos por decir que, siendo heredero del DIY, añade dos elementos fundamentales que lo caracterizan como movimiento:

  • La tecnología, donde el «open source» es la clave de acceso.
  • La conectividad, o facilitar y promover que el conocimiento fluya y esté disponible para construir sobre él.

makers-opensourceEl hardware de código abierto (“open source”), consiste en artefactos físicos derivados de  tecnología diseñada y ofrecida por el movimiento de diseño abierto, entendiendo que el software y el hardware de código abierto se aplican tanto al concepto como a los componentes físicos.

Por lo general, el término implica que la información sobre un hardware se entrega fácilmente accesible para que otros puedan «hacerlo», lo que lo une estrechamente al movimiento maker.

El diseño del hardware (es decir, dibujos mecánicos, esquemas, listas de materiales, datos de diseño, el código fuente o los datos de trazado de un circuito integrado), además del software que gestiona el hardware, están liberados de forma gratuita o uso libre. Para muchos, el término “libre” hace referencia al hecho de adquirir un software, por ejemplo, de manera gratuita… pero más que eso, la libertad se refiere al poder modificar la fuente del programa sin restricciones de licencia.

Aunque a algunos aún les sorprenda y no nos detengamos hoy en ello, en la actualidad existe evidencia significativa de que el open source puede generar un alto retorno de la inversión.

Las posibilidades son enormes… y sorprendentes. Si no conocen OSVehicle, piérdanse un rato disfrutando del Tabby EVO.

Y luego dejen de imaginar, que hay que seguir leyendo… 😉

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Una de las señas de identidad de los makers es el espacio compartido, con recursos de cuyo uso pueden disponer. Un «makerspace» es un lugar en el que un maker puede crear objetos o artefactos haciendo uso de las herramientas que se encuentran disponibles para él en los diferentes talleres que lo conforman.

Un maker puede disponer ahí de equipos como impresoras para fabricación aditiva, cortadoras láser, máquinas CNC, máquinas de soldar y hasta máquinas de coser, pero también puede ser que todo ese equipamiento o parte de él no exista en un makerspace determinado, porque se trata más de facilitar la mentalidad de crear algo desde cero… y para eso a veces basta con medios mucho más rudimentarios, o centrarse en apoyar el emprendimiento (por ejemplo mediante el prototipado), constituyéndose en un espacio desde el que se facilita la incubación y aceleración de startups.

Herederos de los hackerspaces y de la ética hacker, lo que sí es inherente a un makerspace es que se compartan conocimientos y experiencias entre makers, algo sobre lo que profundizaré más adelante.

Los makers pueden apoyarse también en los FabLabs, talleres makerspace de fabricación digital auspiciados por el MIT, que forman ya una enorme red en la que es factible producir casi cualquier producto único. El mapa de los FabLab existentes en el mundo es ya impresionante, con miles en todo el planeta o más de 100 solo en Alemania o de 200 en Estados Unidos, por poner algunos ejemplos.

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Los makerspaces también ayudan a prepararse a quienes necesitan competencias que se asumen van a ser críticas en el siglo XXI, en los campos de la ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas. Hablamos de STEM, acrónimo formado por dichos campos en inglés (science, technology, engineering and mathematics), cuyo aprendizaje continuo se facilita con frecuencia a través del desarrollo de las habilidades necesarias para resolver problemas que requieren integrar electrónica, modelado 3D, programación de código… pero también por ejemplo trabajado de la madera.

El movimiento maker proclama que la educación STEM contribuye a conseguir una mayor competitividad y por consiguiente que ayudará en el futuro a conseguir una mayor prosperidad económica, constituyéndose como claro índice de la capacidad de un país para mantener un crecimiento sostenido.

No se confundan… También conocido por acrónimos como MINT (en alemán), CTIM (en castellano, en parte de Latinoamérica) o STEAM (incorporando la «A» de «arts» para indroducir las disciplinas del diseño y las artes), hablamos de un aprendizaje continuo desde la experimentación integrada, que está al margen y es posterior a la fase de estudios académicos: un proceso de formación permanente análogo al que los buenos médicos practican a lo largo de toda su vida.

Para que se hagan una idea de la importancia que está cobrando en otras sociedades, en varios estados de los Estados Unidos existen políticas públicas de promoción de actividades STEM. En concreto, a principios de este mismo año:

  • 13 estados habían aprobado legislación específica para favorecer el aprendizaje post-académico.
  • 22 estados destinaban fondos a promoverlo.
  • 34 estados estaban trabajando en iniciativas de mejora de la calidad del mismo.

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Como avanzábamos al comienzo del post, el elemento diferencial del movimiento maker en su capacidad de impactar en los movimientos económicos de la sociedad es el increíble poder que les brindan las tecnologías modernas y una economía globalizada, como canal para conectarse y aprender y como medio de producción y distribución.

Los canales se multiplican y diversifican, cubriendo toda la cadena de valor:

  • Plataformas de crowdfunding para financiar el nacimiento o el desarrollo de una idea, como Kickstarter, quizá la más famosa de ellas, que en solo 7 años de vida ha conseguido que 11 millones de personas contribuyan con 2.400 millones de dólares y, lo más importante en mi opinión… ¡apoyando la realización de más de 100.000 proyectos!
  • Plataformas de aprendizaje donde se comparte conocimiento, como la impresionante Instructables, un lugar donde publicar, documentar en detalle y compartir proyectos libremente, que en 2015 recibía más de 100.000 nuevas aportaciones de makers… y lograba nada menos que 30 millones de visitantes únicos a sus contenidos.
  • Plataformas para fabricar productos únicos o de serie corta y media, que permiten subcontratar la fabricación de un diseño con garantías de calidad (muchas veces desde la fabricación aditiva y equipos robotizados especializados), como Shapeways o Ponoko, entre otras muchas.
  • Empresas de manufacturing services, con fuerte implantación en China, que permiten gestionar online la subcontratación de la producción de grandes series de un producto (varios cientos de miles de unidades si se desea) a empresas especializadas en fabricación, sin interés alguno por la propiedad intelectual del producto hasta el punto de que se ofrecen a colaborar en su desarrollo a cambio de garantizarles el contrato de fabricación. Son numerosas. Dos ejemplos: Titoma o Iti Manufacturing.
  • Plataformas para comercializar los diseños hacia fabricantes o usuarios, como la interesantísima iniciativa europea Kazzata, que se propone disrumpir los mercados de repuestos, ofreciendo almacenamiento y descarga controlada de los diseños CAD para que cualquiera que lo desee pueda adquirirlos e imprimirlos en una impresora 3D en cualquier lugar del mundo, resolviendo así mismo la problemática de componentes raros y obsoletos.
  • Plataformas dedicadas a comercializar los productos, como Etsy o The Grommet. El éxito de Etsy es paradigmático: dedicada al vertical de artículos textiles, complementos y hogar, ha superado los 50 millones de usuarios registrados y alcanzó en 2015… ¡casi 2.000 millones de dólares en ventas!

La magnitud de este movimiento económico está teniendo además efectos inesperados: empieza a haber grandes tiendas offline y cadenas de retail especializadas que reservan espacios importantes para la comercialización de productos lanzados desde startups conectadas al movimiento maker. Un ejemplo reciente es el de las tiendas de la cadena norteamericana RadioShack de material electrónico, que ha identificado un espacio en sus más de 2.000 almacenes para productos fabricados por startups seleccionadas, permitiendoles el envío de  material directamente a las tiendas para evitar costes de distribución y almacenamiento.

En cifras… les invito a echar un vistazo a la siguiente infografía con datos recogidos hasta mediados de 2014, no sin advertir previamente que en sus números se incluyen artesanos y aficionados, a pesar de lo cual su dimensión es lo suficientemente grande como para que, dividida si quieren por dos o por tres… nadie se la tome a broma.

makers-infografia

En resumen, el movimiento maker está creciendo aceleradamente en el mundo porque dispone de un ecosistema de soluciones tecnológicas y de red que lo hace posible:

  • Herramientas de diseño y fabricación «de escritorio»: impresoras 3D, cortadoras láser, escáneres 3D y software CAD, disponibles en tamaño personal y a precios asequibles.
  • Medios digitales colaborativos de diseño, disponibilidad de recursos y financiación: innovación colaborativa, open source y apoyo en el resto de las fuerzas sociales en línea (el crowdfunding permite utilizar la red para recaudar dinero y los talleres alrededor del mundo ahora están conectados).
  • Fábrica de alquiler (manufacturing services): oferta de fabricación aditiva para lotes pequeños, o empresas especializadas en grandes series que incluso te ayudan con el diseño pero no quieren su propiedad.

makers-cerca

El movimiento maker está muy cerca de nosotros, en todas nuestras ciudades, con mayor o menos intensidad, con iniciativas embrionarias o ya camino de consolidarse. Pueden acercarse y hablar con ellos como primer paso, o asistir a una de las Maker Faire (en formato completo o mini) que se celebre en su proximidad.

Aunque transversal, es un movimiento de perfil urbano, que permite el retorno de la fábrica a la ciudad y que puede ofrecer una actividad productiva eficiente y sostenible.

Si les apetece aprender más y estar al día de lo que sucede, les recomiendo suscribirse al blog Makezine, al de The Grommet o al universo mexicano de hacedores.com y las comunidades de su makerspace.

Para terminar, les invito a ver un último vídeo. Es un vídeo imprescindible, no se lo pueden perder. Habla de lo que está sucediendo en el interior de unos almacenes ubicados en el embarcadero nº 9 de la bahía de San Francisco. Pier 9 es una iniciativa de una empresa que enseguida descubrirán y el desafío que les propongo a todos, mis estimados lectores, es intuir cuál creen que es es el propósito que la lleva a hacer algo así.

Si se atreven a compartirlo más abajo, en los comentarios, podremos conversar sobre ello… 🙂

Cierro con algunas preguntas al aire y un recordatorio en forma de imagen:

  • ¿Puede ser el movimiento maker la vía para sembrar de innovación industrial y de producto nuestro territorio?
  • ¿Puede ser el camino para generar y consolidar talento industrial innovador, en un mundo que se va a ver sacudido por las tecnologías de fabricación avanzada o manufacturing 4.0?
  • ¿No debería ser MONDRAGON, con su integración profesional, su universidad y sus centros tecnológicos, un referente de todo ello para el mundo?
  • ¿No debería, en consecuencia y por ejemplo, promoverse un ambicioso proyecto equivalente al Pier 9 en nuestro entorno, entre otras iniciativas?

Recuerden… 😉makers-weall

Vibraciones: hacer limpieza

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Ponerse a hacer limpieza de lo acumulado en el tiempo es de ese tipo de decisiones que uno suele tomar sabiendo por dónde empieza… pero no siempre por dónde va a acabar. Limpiar es una actividad con frecuencia realimentante: una vez que uno vence la pereza del arranque y se mete en faena, un cajón le lleva al siguiente, los cajones a los altillos y el armario a la habitación.

Mis limpiezas del fondo de los armarios son lentas y cansadas. Ponerme a ello significa revisar decisiones y sentimientos sobre lo acumulado, sobre lo que en algún momento fue considerado suficientemente útil, importante, emocionante o simplemente bello como para permanecer durante mucho tiempo en el archivo continuo de mi vida. Significa por tanto enfrentarme a recuerdos, a valores… y a pérdidas, porque muchos de los instantes pasados no me pertenecen y no puedo gobernar su regreso.

Esos son momentos de añoranzas, de felicidades melancólicas, de retorno a instantes del pasado y de filtrado de emociones por el cedazo de la realidad de hoy, que devuelve con crudeza significados y valoraciones de distinto signo, no siempre en la forma esperada.

Por eso es por lo que, además de lentas y cansadas, mis limpiezas son también a veces tristes, aunque de un tipo de tristeza en la que uno puede instalarse y disfrutar.

Me siento en los últimos meses con la creciente necesidad de hacer limpieza en los inventarios de varios de mis almacenes, aunque como la pereza es un enemigo formidable, no sé si acabaré entrando en todos.

Mi red es uno de esos almacenes… uno de los no muy grandes pero en los que paso bastante tiempo. Empecé por cambiar el tema del blog, como ya han visto, tras más de siete años de fidelidad al origen. Eso me llevó a revisar la maquetación de las imágenes frente a los textos en los más de 170 artículos que he escrito o a revisar y rehacer enlaces a vídeos incrustados que habían desaparecido o habían sido desactivados. Y eso me está llevando a revisar la información adicional que aparece en inquietos… y singularmente la lista de los blogs que alguna vez he seguido y disfrutado desde el afán de aprender o desde la simple admiración.

Este apartado está siendo el perfecto paradigma de lo anterior: revisar la lista declarada de blogs que sigo, implica revisar la coherencia con Feedly, mi agregador heredero del viejo Reader al que cada vez soy más infiel desde las rutinas de cada día; almacén (cada vez más) de lugares en los que quiero estar en vez de lugares en los que estoy, un apoyo básico… que cada mes es más amigo de mi interesante pero olvidado delicious. Implica visitarlos de nuevo para ver cuándo fue su última entrada, comprobar las mudanzas, verificar que en esos cambios no he perdido ningún cuerpo que aún respire con fuerza…

En definitiva, que he vuelto a entrar en esas páginas, una por una. Mi vista se ha parado además en algunos post que formaron parte de mi enamoramiento por la red, desde cien ángulos, desde docenas de miradas, desde personas diferentes con cosas que contar.

Me he encontrado con muchos blogs colgados de un hilo de tiempo al momento en el que su motor se quedó sin combustible, en el que dejaron de tener el suficiente sentido para quienes los crearon. Y he encontrado una forma de salvar la tristeza de saber que esas bitácoras, que en su momento tuvieron una vida intensa, vagan ahora almacenadas en algún perdido rincón de ese inconmensurable archivo virtual que envuelve la red.

Ese salvavidas va a ser este post: a medida que les dé de baja en mi lista, algunos de ellos van a formar parte de la relación de viejas glorias que iré configurando a continuación. Será como una lista de recomendaciones de esas que circulaban antaño como memes, pero con el absurdo de que no tendrá ningún sentido que las sigan… porque ya no es previsible que vayan a ofrecer nunca nada más.

Ésta es por tanto mi particular brocante llena de viejas «joyas de blog» (un oxímoron perfecto), mi forma de borrarlos de la lista, de sacarlos del almacén, de desprenderme de ellos… pero sin condenarlos al olvido:

  • Amb lletra de palAnna Cabañas escribía siembre en catalán y (traducido) en castellano… pero en realidad en el idioma en el que siempre escribía era en el de la belleza. No importaba el tema de que se tratara, su escritura era esencialmente bella. Un diciembre, el de 2011, despedía el año con un agradecimiento a todos los que, como lectores, amigos o clientes habían compartido con ella esos meses. Y después, nada. Ya no se puede ni bucear en sus viejos textos… Te echo de menos, Anna.
  • Botellas de luz – A Elena Acín no tengo el gusto de conocerla, a pesar de amigos comunes… y reconozco que me cuesta entenderla en un marco. Pero me gustaba encontrarme sus esporádicos y breves posts con algo siempre inesperado en su tema o en su particular observación. Me encantaba el título. Era uno de los focos de digresión en el tono de mis lecturas que dejó de iluminar en septiembre de 2014, curiosamente con una invitación a nacer… Creo que huyó a nee.
  • BsideDavid Sánchez Bote pasó por esta «cara B» de la consultoría artesana en una breve etapa de su vida. Le vi esforzándose en encontrar su sitio, sin tener nunca claro dónde debía y dónde quería estar. Hoy está en MIK y se le ve bien. Más que lo que contaba en el juego de palabras que titulaba su blog, que ya no es accesible, lo interesante era la forma en que abría caminos para la reflexión. «¿Cómo hacemos para desaparecer?» fue su bitácora de la prehistoria y una pregunta que me sigo haciendo cada día. Aquí estoy salvado: todo ello ha fluido hacia donde cuenta hoy las cosas, a su página personal.
  • Congestión de personasNacho Muñoz volcó en sus páginas los mundos de la empresa, la innovación en las relaciones humanas, la psicología y la sociología. Mente inquieta y escritura cuidada y reflexiva, traduciendo a texto una mirada profunda e inquisitiva hacia lo que sucede a su alrededor. Muchos comentarios cruzados en una época pasada… y un silencio de bitácora que se impuso desde principios de 2015, cuya razón no pudo ser su integración Emotools, sino más bien la Innovación Colectiva.
  • El blog de Carme Pla – Entrar en la casa de Carme Pla era siempre un placer entrañable, quizá solo y simplemente por la luminosa imagen que te recibía al entrar, seguro reflejo de la belleza de las tierras del Delta del Ebro. Carme escribe sencillo, educado, ordenado, brillante… y no hay que despistarse: el turismo como pasión, pero la gestión de la empresa como dominio, en territorios tan duros como el automóvil. Nos desvirtualizamos un día en Eutokia, pero me quedé con las ganas de conocerla mejor. Su acogedora casa enmudeció hace ya más de 5 años… Una pena que falte su calor.
  • Florecejonia Ada Galán era el espíritu de la transformación por la filosofía. Una mirada diferente, sugerente, divergente… Un recorrido de maduración de los pecados de juventud al hilo de la maternidad y, en general, de la vida. Un escenario móvil entre la filosofía, el erotismo y la poesía, no necesariamente en ese orden ni por separado. La filosofía sigue su camino en equánima.
  • Genís Roca – Más de un año sin publicar es mucho tiempo sin la opinión de un profesional como Genís Roca, una de las pocas referencias de personas que juzgan públicamente, desde la frialdad de los hechos, la realidad del interés sobre la tecnología y lo digital que hay tras las grandes empresas. Una bitácora para desmontar los «postureos dospuntoceristas», la innovación de couché, los castillos en el aire, la ingenuidad con la que a veces asumimos nuestros deseos de transformar la realidad. Y también para entender las claves para que algo funcione.
  • Jano 2.0 – Más de un año lleva ya también sin entradas el blog de Juan Carrión, un profesional al que empecé a leer muy pronto, cuando su impresionante curriculum académico eclipsaba aún el crecimiento de su madurez profesional, a pesar de que su carrera en este apartado mostrara también rasgos de interés. Quizá con la carencia de no haber experimentado la vida operacional de una empresa, de no haber «pisado taller», siempre fue un buen acopio de referencias en materia de liderazgo y gestión de personas.
  • Blog de JoseMPelaez – A José María Peláez siempre se le ha notado que su vida ha estado ligada a la empresa. También, en lo social y en lo político, que trata de preservar su independencia de opinión en unas redes que respiran con frecuencia por otros derroteros. Por varios lados. Pero es esa visión desde la empresa, desde la información contrastada, los datos y la experiencia la que siempre me había interesado. Hace más de 6 años ya que se apagó…
  • Juan Palacios – A la casa de Juan Palacios llegué tarde… y él se marchó enseguida. Justo coincidimos en sus postreros juegos, a cuenta de sus «eneanigmas». Pero fue una pena, porque revisando su bitácora no era difícil encontrar perlas de reflexión sobre las relaciones entre humanos y singularmente dentro de las empresas. Artículos siempre sugerentes, provocadores, siempre apetecibles de leer con la mente despejada, palabras que siempre dejaban un reto perturbador para el pensamiento y un destello de luz para la comprensión. Otra pena…
  • kikeba-wakaru – Ayyy… ¡cómo me duele que incluir la creación de Yuri Noda en esta lista! Puedo decir que la dueña de esta casa es la única de las dieciséis con quien me une una relación de amistad. Son muchos años, que incluyen reflexiones, debates e incluso discusiones previas. El cuaderno de bitácora de Yuri Noda siempre trajo más preguntas que respuestas, miradas diferentes a las cosas, una capacidad de observación impregnada de una cultura a la que nosotros nunca podremos acceder. Cuando le da por mostrarse activa en Twitter, siempre aflora contenidos sorprendentes… Síganla.
  • Los sueños de la razón – El blog de Miquel Rodríguez es uno de los cinco que más siento haber perdido. Su subtítulo («blog de poca fe») solo es de una brillantez comparable al título sobre el que se construye el encabezado («El sueño de la razón produce monstruos», uno de los Caprichos de Goya), frase que como la de David Sánchez Bote me acompaña cada día. Los posts de Miquel eran desnudos, limpios, a veces irónicos… para leer de noche, en penumbra, a la luz de una buena lámpara de lectura y en compañía de un buen malta. De los de una copa, una hora.
  • Nómada – Conocí a Juan Freire cuando era demasiado joven para escribir como escribía o para hablar de lo que hablaba… La universidad, el aprendizaje en general, la cultura digital y la innovación siempre han estado entre sus pensamientos y sus acciones, pero al menos desde fuera, en los últimos 5 años se ha embarcado en una vorágine de creación que me desborda. Sigue escribiendo un blog en su página personal, pero aunque es mucho mejor, ya no es lo mismo…
  • Pasión por innovar – Recuerdo haber discutido alguna vez con Aitor Bediaga sobre cuándo uno es o no es un blogger. Su apuesta era que había que mostrar continuidad y dedicación mínima de un post por semana como referencia… pero yo estaba más bien en la liviandad de decir que un blogger es simplemente quien sostiene vivo un blog, que con un artículo al mes podría bastar… De eso hace ya muchos años y hoy lo recuerdo con frecuencia mirándome a mí mismo. A Aitor nunca le vi la vocación de escribidor más allá de sus recaídas en intentarlo, pero echo de menos sus síntesis y sus trabajos…
  • Proyectos personas pasiones – Nadie como María Jesús Salido para transportarme a cada viaje en el que habitaba. Antes de la política,  su bitácora era quizá ese lugar favorito al que siempre entraba cuando recibía la invitación. Una mezcla extraordinariamente valiosa de proyectos profesionales con la experimentación consciente de abrirse en canal para dejarse impregnar por todo, en cada viaje profesional o personal en que se embarcaba. Conexión íntima con cada ser humano, a veces muy cercana pero a veces también desde el exterior de la escena, como si su espíritu pudiera sobrevolar a ese trozo de mundo para conectarlo todo. Podría elegir muchos de sus artículos como ejemplo, pero para que me entiendan, dudo que nadie hubiera sabido llevarme tan intensamente a «Katogi«… Nunca.
  • Tic-TacLuis Carrasco era un consultor tecnólogo, iconoclasta ligero de Twitter metido a blogger (nunca le vi la vocación), ciudadano contracorriente. Sus artículos rendían pleitesía a Springsteen cuando cuadraba y a la música y el cine de una época gloriosa que es la nuestra. Nunca sabías por dónde iba a venir…

Aclaremos… La mayoría de los que sus autores derivaron a sus páginas personales seguirán renovados en mi Feedly (y a lo mejor alguno de esta lista del que no pienso renunciar a una potencial resurrección). Del lugar de donde salen, es de mi lista de inquietos… donde también entran otros, claro.

A mi agregador también le llegará su turno en las tareas de limpieza, pero será un poco más tarde… que todo a la vez se me atraganta. Y es que estoy en un momento, como avanzaba ya antes, con necesidad de revisar inventarios en muchos aspectos de mi vida, unos triviales, otros más relevantes… Nada trágico. A estos momentos se les ve venir, creo yo, aunque con frecuencia cerremos los ojos y nos aposentemos tranquilamente a ver que pasa sin querer saberlo.

En mi vida profesional, he dedicado muchos años a la ambición de cambiar las cosas, de construir valor para un futuro incierto… desde la seguridad de que lo íbamos a conseguir, al menos en parte.

A los 55… siento que me quedo sin tiempo.

Así que no sé si es hierba segada bajo los pies, cambios de decorado, astenia profesional, limitaciones asumidas, convicción de que todo a nuestro alrededor va a cambiar demasiado deprisa, o simplemente haber alcanzado la lenta categoría de viejuno que dice el maestro Iturbe (éste es un factor seguro)… pero miro el armario de la limpieza, ese donde infinitos botes de colores se acumulan hasta el fondo hasta encontrar el momento y lugar adecuados para ser usados, con la sensación de que me tengo que poner…

Año.7: balance y resumen

siete enañitos

Siete, en añitos. 🙂

Esa es la edad que este mes cumple este modesto blog de años pequeños.

Cuando yo era niño, llegar a ese punto significaba que se te concediera lo que se llamaba «uso de razón», una expresión que simbolizaba un indudable salto de madurez, el paso del pensamiento mágico a la lógica, la conciencia de iniciar el camino hacia la edad adulta.

No soy una persona adicta a la escritura. Me resulta placentero escribir, pero como muchas otras actividades que me apetecen cuando decido desconectar del mundo ordinario unos minutos. Sí… escribir en este blog, después de siete años, es definitivamente un escape esporádico, no pertenece a lo que yo considero «actividad cotidiana» ni en mi vida profesional ni en mi ocio.

Admiro a algunos bloggers que siguen disparando a diario… o incluso a razón de más de un post por día. Llegado a este punto, sé que no puede ser una simple cuestión de marketing, de sostener por razones comerciales una presencia y una reputación en la red, sino una práctica que, independientemente de lo anterior, conecta con una necesidad vital y una capacidad intrínseca de volcar pensamientos hacia el teclado desde el vértigo de saber de inmediato «qué» se quiere contar y tener la certeza de que el «cómo» irá fluyendo a medida que se escribe, desde la claridad del pensamiento y el dominio del lenguaje.

Lo mío no es así. No puedo decir que me resulte difícil escribir… pero no es algo que haga rellenando línea tras línea sin volver la vista atrás: cada artículo consume sus buenas horas de revisión y elaboración, de búsqueda de las imágenes adecuadas o de documentación de enlace, de síntesis de datos o de construcción gráfica, dependiendo de cada tema.

Me gusta tener un blog. Ya no es un capricho para probar a ver hasta dónde soy capaz de llegar y observar cómo funciona este mundo de recomendaciones y seguimientos. Ahora es una parte pequeña de lo que soy, una rutina mínimamente mensual que me obliga a ordenar a veces mis ideas sobre un tema, que me permite la libertad de cuestionar razonada y públicamente cualquier asunto si me apetece, que me facilita hacer propuestas desnudando la escucha de la dialéctica.

Este año he tenido la oportunidad de observar muy de cerca una experiencia de nacimiento de un «vlog«, un canal de YouTube con vídeos ideados, grabados y editados por una chica de 16 años que partía del desconocimiento técnico más absoluto de cómo hacerlo, más allá de su propia observación por «consumo» de canales ajenos. Esa chica de 16 años es mi hija.

¿Que cómo le ha ido? Siendo su primer año, ya alcanza 18.000 suscriptores, docenas de comentarios, cientos de «likes» y miles de visitas por vídeo… y ya ha conseguido que uno de ellos llegue a las ¡440.000 visitas! (y creciendo).

Si no hubiera sido ya consciente de las limitaciones de este minúsculo blog, no me cabe ninguna duda de que esa experiencia me hubiera puesto en mi sitio, jejeje… que hubiera acelerado la migración «del pensamiento mágico a la lógica». 😉

En fin… que desde el realismo positivo, al llegar a los siete años inquietos se presenta disminuido pero asentado. Pocas lecturas, pocos comentarios… En especial, sí añoro un poco otros momentos donde los comentarios fluían y donde las visitas de suscriptores eran muy fieles, pero ambos datos no son sino una comprobación de esa regla inexorable basada en que si no creces, decreces, de que el estancamiento no funciona en la red.

Han sido 16 los posts de este séptimo año, con un foco intenso en un asunto probablemente de poco atractivo para quienes no formen parte del mundo cooperativo: la reflexión sobre el significado actual y futuro de los principios que rigen la experiencia cooperativa como modo de hacer empresa. Además, la singularidad de este año se ha completado con una terna sobre conducción autónoma, una parte relevante de la gigantesca transformación económica y social que nos va a llegar.

Todo desde el prisma reflexivo, en un año casi exento del vómito de las vibraciones de cada momento. Como decía… un año singular.

Los 16 artículos son los siguientes:

Reflexiones:

——-

Vibraciones y otros:

En lo cuantitativo, mis reflexiones sobre “Ventajas e inconvenientes de la gestión por competencias” siguen liderando la clasificación de artículos más vistos, con 2.200 nuevas visitas que llevan a 12.000 el acumulado desde que fuera publicado. Ninguno de los posts del año se sitúan en el top-10 de los más vistos en estos 12 meses y solo dos de los dedicados a los principios cooperativos aparecen entre los 20 más visitados (puestos 17 y 18). Como dato adicional más reseñable, algunos de los artículos de 2014 sobre la diversificación como estrategia empresarial han mantenido audiencias muy notables (la entrega 2, por ejemplo, ha recibido más de 1.000 visitas en este séptimo año).

La suma-resta de suscripciones controladas suben ligeramente, hasta las 122, pero los comentarios prácticamente desaparecen.

Termino con los números de costumbre y con un profundo agradecimiento a quienes, amables lectores, continúan pasándose esporádica o fielmente por estas páginas, tras estos siete «enañitos» de ocurrencias de escribidor. 🙂

tabla-año7

mensual1602

Año.6: balance y resumen

cumpleaños6Lánguida.

El sexto año de esta criatura se ha vestido de vida lánguida, a ritmo de post mensual sin excepción alguna… lo que habla más de disciplinas que de voluntades.

Supongo que, como en el transcurrir de la vida en general, uno tiene años mejores y peores, que solo es cuestión de esperar tiempos futuros donde la necesidad de escribir vuelva a surgir con fuerza y donde los paréntesis de tiempo que ello requiere sean otra vez más sencillos de encontrar.

Y no hay falta de ideas: en mi actividad profesional tengo la suerte de encontrarme cada mes con iniciativas o realidades que en sí mismas merecen un artículo… unas veces por el brillo que desprenden y otras por su tristeza, porque el teatro de emprender se representa, globalmente hablando y para ser generoso, en un escenario agridulce donde reinan a la par la comedia, la tragedia y el drama.

Pocas «reflexiones» y muchas «vibraciones» hablan también de lo mismo: de las escasas ventanas de tiempo dedicadas a ordenar pensamientos en forma adecuada para la escritura.

Y poco más que añadir… Una vez más reconocer la escasa capacidad de percepción que uno tiene del atractivo que su producto despierta: desde mi propia y privilegiada atalaya les confieso que ha habido tres artículos que he escrito con especiales ganas de gustarme en ellos  («El verdadero soporte de lo sostenible«, «Cultura de empresa» y «De ‘hackers‘ y ‘makers‘ de siempre«), pero solo uno (el primero que menciono) suscitó el suficiente interés de los lectores como para que los comentarios abonaran conversaciones.

El resumen de publicaciones recoge por tanto unos exiguos 12 posts, que son los siguientes:

Reflexiones:

Vibraciones:

Y los restantes:

Mis reflexiones sobre “Ventajas e inconvenientes de la gestión por competencias” siguen liderando la clasificación de artículos más vistos, con 2.600 nuevas visitas que acercan a 10.000 el acumulado desde que fuera publicado. Solo un par de los posts del año se sitúan en el top-10 de los más vistos en estos 12 meses (las entregas 2 y 3 sobre diversificación empresarial).

La suma-resta de suscripciones controladas las mantienen en 118 y los comentarios descienden drásticamente, aunque son la parte más agradable de esta bitácora y créanme que agradezco sobremanera cada palabra que me dejan en ella.

Termino con los números de costumbre… y con la decisión, este año sin dudas y pese a todo, de que seguimos adelante.

tabla-año6

mensual1502

Año.5: balance y resumen

5-manoEs que nada es lo que era.

En las personas, al hacerse mayores, eso de celebrar cumpleaños va perdiendo un poco la gracia. Y eso le ha debido de pasar a mi blog, que ha cruzado hace un mes el rubicón de su quinto aniversario sin enterarse.

Pues habrá que corregirlo, que uno tiene un rincón de tradiciones que gusta de alimentar…

No hay ninguna duda de que este quinto año está marcado por mi artículo sobre la caída de Fagor Electrodomésticos. Como ya mencioné (y adiviné conclusiones entre líneas) en otro artículo posterior, ese post fue el más largo del blog, el que recibió mayor número de visitas por persona y el que hasta ahora marca el récord de visitas diarias, semanales y mensuales, además del récord de comentarios.

Aunque a pesar de ello, respecto a los números del blog, San Google introdujo a principios de 2013 nuevos y relevantes cambios en sus algoritmos, que profundizaron mi alejamiento emocional de las cifras. Ya se sabe… la decepción no entiende de razones… que por otra parte seguro son muy razonables.

El resumen de publicaciones recoge 15 posts y es el siguiente:

Reflexiones:

Vibraciones:

Y los restantes:

El impacto de los «Apuntes sobre Fagor Electrodomésticos» le hizo perder por un momento su particular liderazgo, pero mis reflexiones sobre “Ventajas e inconvenientes de la gestión por competencias” han vuelto a marcar el ritmo en los meses posteriores, recuperando la primera posición y superando ya las 7.000 visitas totales desde que fuera publicado.

El citado post sobre Electrodomésticos sí es claramente el más visitado del año, acompañándole en el «top ten» la reseña del libro de Kundera, «La insoportable levedad del ser«. «Lo que cuesta tener coche y el carsharing» entra también en los 20 más leídos del año, junto con la segunda entrega de «La diversificación como estrategia empresarial«.

Las mayores alegrías, en cualquier caso, vienen de los comentarios (menos que en años precedentes, pero muy agradecidos) y de las 117 suscripciones que se mantienen (quizá por la desaparición de Reader también menos que un año atrás, pero igualmente agradecidas).

Puede que «inquietos» haya perdido intensidad, continuidad o interés… pero quien comenta o lee regularmente esta bitácora es alguien que después de la lectura da el paso de hacer algo más, porque ello le aporta el suficiente valor como para dedicarle parte de su tiempo. Y eso, mis queridos lectores, es un hecho que merece ser honrado.

Los fríos números más abajo… y seguimos otra temporada.

tabla-año5

mensual1402

 

Vibraciones: un post de un blog

En este blog, que ya se acerca a los cinco años de andadura, hay un post relativo a la gestión por competencias que sigue teniendo, tres años después de haber sido publicado, una media de unas 200 visitas mensuales. Con mucho, el post más visitado de ‘inquietos’.

Así era… hasta ahora: mi último post, sobre Fagor Electrodomésticos, ha supuesto en solo un mes una enorme inyección de adrenalina para esta casa, como muestra la gráfica que sigue y que representa las visitas no sindicadas y los visitantes diarios al blog durante un periodo de 30 días: 15 justo antes de la publicación (representativo de lo que venía siendo la actividad habitual) y 15 después.

gráfica post

En tan solo cuatro semanas, la entrada sobre Electrodomésticos ha sido la protagonista del récord diario de visitas de esta bitácora (¡15 veces!), del récord semanal (3 veces), del récord mensual y, a fecha de hoy… es ya la más vista de la historia del blog… y la más comentada.

Algunas lecturas:

  • No es que éste sea «un modesto blog«, como suelo advertir. Este episodio indica que más que modesto, ‘inquietos’ es en su vida ordinaria un blog realmente insignificante… casi ínfimo. 😉
  • Compartir lo que uno cree haber aprendido o descubierto en su vida profesional ordinaria interesa a poca gente, a un nicho realmente pequeño y casi siempre próximo. Atrae infinitamente más lo cercano, la actualidad y la noticia (y en ellas «enterarse»)… que reflexionar, debatir o aprender (me permitan la inmodestia) desde la distancia de las cosas. Así que menos mal que en buena parte escribo para verme escrito y reconocerme en ello… 🙂
  • A lo mejor no importa tanto como pensaba que un post sea muy largo… si interesa. El de Electrodomésticos ha sido el post más largo del blog (más de 6.000 palabras), pero también el de mayor número de lecturas por visitante: si un artículo es largo pero interesa, sí parece que la gente vuelve para leerlo con calma. ➡
  • Me da que el correo electrónico sigue siendo «un arma de difusión masiva», al menos en este tipo de temas. El post se ha twitteado, sí… y se ha compartido en Facebook, en LinkedIn y en otras redes… pero los rastros que he podido trazar no justifican ni la cuarta parte de las visitas. Creo que mucha gente, que no está en las redes, se ha ido pasando el enlace por mail. 😮

Ya sé que todo esto no tiene ninguna importancia, así que espero que disculpen estos ejercicios de egocentrismo que de vez en cuando dejo caer. Les prometo volver enseguida a la «ínfima normalidad» de esta casa. :mrgreen:

Vibraciones: el fin del glamour

google rain

Hace ya años que venía amenazando, pero ya es definitivo: con Google se acabó la magia, se acabó el glamour.

Por cosas como ésta o como ésta (que ha hecho que esto otro dejara de pasar… 😉 como se ve abajo…).

Y el problema es que, si alguna vez triunfan el software libre y las redes distribuidas, ya tengo por cierto que dios cambiará de mano.

Matrix se construye silenciosamente entre nosotros. Queda resistir.

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mensualMARZOS

Vibraciones: el cierre de Google Reader, un golpe bajo en la empresa

Google RIPderHace ahora 10 días, el 13 de marzo, Google anunciaba el cierre de Google Reader. Requiescat in pace.

La noticia corría como un reguero de pólvora por los timelines de las redes sociales entre la sorpresa, el lamento o hasta la indignación de sus usuarios, en buena parte personas de perfil profesional avanzado que han hecho de la conectividad a la red un modo de estar y de trabajar.

Cuando uno se acerca por primera vez a un «agregador de feeds» descubre que una herramienta sencilla de verdad ofrece un servicio de productividad personal insustituible y un punto inimaginable en el que pivotar su entorno personalizado de aprendizaje. Una forma, además bastante libre, de ordenar nuestra atención sin someternos al dominio de lo que cada uno quiere mostrar, desde la selección trabajada de contenidos bien filtrados.

Muchos lo probamos hace años… e hicimos de los hilos RSS, ordenados de forma simple, una parte de nuestras vidas profesionales y personales. Y Google estaba ahí: en la magia de los modelos freemium basados en la entrega inconsciente de información y hábitos personales que conscientemente estabas dispuesto a abrir, en la ilusión sobre una empresa que aporta valor y desafía los modelos establecidos haciendo las cosas de otra forma.

No puedo cuestionar la decisión de Google. Ninguno podemos decir que no supiéramos que ese tipo de servicios no comprometen al prestador a su mantenimiento.

Tampoco voy a hacer un análisis sobre el futuro del RSS y el papel del que parecen querer retirarle muchos de los grandes de la red, ni voy a comentar plataformas alternativas que se estén posicionando para recibir a los expulsados del Reader, ni voy a centrar mi reflexión sobre el impacto que la decisión de Google pueda tener en mi propio PLE y el tiempo que me va a exigir migrar a otra herramienta que me haga sentir confortable. Sobre eso hay innumerables artículos ya escritos en estos días, sospecho que en todos y cada uno de los idiomas de este mundo. Y peticiones (yo ya he firmado) que igualmente se multiplican, para que Google dé marcha atrás en su decisión, que es lo que parece que no ocurrirá.

Este artículo es un lamento por el golpe que supone al trabajo que durante años venimos desarrollando muchos dentro de empresas tradicionales, por impulsar modelos de trabajo y de actividad profesional y empresarial más libres, más abiertos y más colaborativos.

Es un golpe duro y bajo (no puedo decir que ilegal, inmoral o sucio, pero solo porque sé que no es así) que ataca frontalmente a la confianza en que hay cosas que socialmente están cambiando en la noción del trabajo.

Hacer que las personas adopten herramientas de la web social desde dentro de las empresas tradicionales y con funcionamientos internos bien asentados en una tarea complicada y siempre de largo aliento.

Las barreras son culturales, de hábitos y comportamientos que cambian (y que cuando cambian, hacen visibles mayores necesidades de cambios en los propios procesos de gestión), de miedos (nadie se puede imaginar los miedos que despierta en una empresa asentada el concepto de empresa abierta, el poner en riesgo el culto a la protección del conocimiento, al secreto empresarial…) y de desconfianzas (a colocar mi conocimiento en «la nube», en donde nadie sabe cómo se protege, quién lo controla o cómo garantizar que no desaparecerá sin más…).

Desde poner la foto en una intranet hasta abrir una cuenta en Google, trabajar en un Google Site o poder acceder a una red social sin barreras desde tu puesto de trabajo, cada paso a dar es un problema para muchas personas y una batalla a ganar por quienes tratamos de impulsarlo.

Reader ha estado en casi todas esas batallas. Es uno de los puntos claves por los que empezar, porque su utilidad es asombrosamente visible para la mayoría de las personas que se acercan por primera vez a conocerlo. Alrededor de un agregador de feeds se mueven los PLE (un paso trascendental para entender el trabajo conectado), las comunidades de vigilancia artesanales, la alimentación de comunidades de microblogging basadas en Twitter y Yammer…

De verdad que el cierre de Reader es un golpe bajo para todo ese esfuerzo: ¿cómo defender ahora la idoneidad de utilizar la plataforma de Google Sites para el funcionamiento de comunidades colaborativas… ante gente que para empezar a hablar demandaba disponer de backups automatizados de una wiki incluyendo los contenidos enlazados? ¿Cómo volver a explicar que la seguridad de la información es muy probablemente mayor en la nube que en cualquiera de nuestros servidores, aunque eso no sea lo relevante?

El mismo día en que se anunció el cierre estábamos formando internamente usuarios en Reader. ¡Y todavía podemos afirmar… que eran usuarios avanzados!

Nosotros sabemos que las herramientas van y vienen y estamos preparados para aceptarlo con un simple cabreo, pero para la confianza en ello de las organizaciones más clásicas y de las personas que en ellas trabajan, el mensaje es demoledor.

Ellos no son «beta-permanente»: necesitan caminar sobre mayor estabilidad hasta llegar al punto de considerar un cambio así parte del juego.

La verdad es que aún hoy, 10 días después… no sé muy bien cómo abordaremos esto. Tampoco sé si Google ha medido bien la consecuencia de dar carpetazo a una aplicación con un uso profesional muy relevante.

Lo que sí intuyo… es que tendrá consecuencias, sin saber cuáles, en la forma en que hemos venido contemplando esto de lo 2.0… y a Google en particular.

Y que no hay derecho. Aunque lo haya.