Mes: julio 2018

Vibraciones: contrastes

Llevo unos días rodeado de contrastes. La mayoría inesperados… o al menos inesperada la sensación que me produjeron. Son muy diversos: no todos los he vivido personalmente y no tienen nexo común de ningún tipo. Es verano y no son días para escribir sesudas reflexiones, así que prometo no ser exhaustivo ni en la relación ni en los detalles… a ver si consigo que cosas que no les importan en absoluto, al menos les llamen un poco la atención. 😉

A modo de cinco futesas, cinco… empecemos.

FAMILIA Y TRABAJO

Sin entrar en porqués, que no vienen al caso, la semana pasada tenía previsto haber estado miércoles y jueves de actividad familiar en la isla de Mallorca, o más concretamente en Palma capital. Y así fue… casi.

Solo dos veces había tenido que ir a Baleares por razones laborales en toda mi vida… y oh casualidad… resultó inevitable que tuviera que ocupar el jueves en una reunión de trabajo ciertamente importante… en Palma.

El contraste entre el paseo nocturno del miércoles entre Porto Pi y Es Baluard, la cena en una terraza junto a la bahía, o el desayuno del mismo jueves mirando los perfiles de la catedral o la terminal de cruceros… frente a la sala de reuniones de media hora más tarde… fue desconcertante.

La verdad… Cuando llegué y vi a dos compañeros allí, tuve la certeza de que estaban fuera de sitio, puedo jurarlo. Como yo mismo.

Treinta minutos antes estaba en familia mirando el mar. Está claro que el cambio de ubicación física fuerza tonos de contraste…

EL TAXI, BILBAO Y PALMA

Sí, sigo en Palma.

Nuestras gestiones familiares nos llevaron al entorno del Parc de Ses Fonts, en el barrio de L’Oliverar. Puro ensanche, un área residencial, plenamente urbano… nada cutre o degradado, como pueden ver en las imágenes.

Habíamos advertido ya la dificultad de encontrar un taxi en Palma en esta temporada estival, donde con frecuencia los disponibles son escasos por el contrapeso que supone para la profesión la temporada baja. De hecho, nos habíamos descargado la correspondiente app para saltarnos el trámite de la telefonista y la saturación de las líneas telefónicas.

Pues ni por esas… El teléfono imposible, en las dos asociaciones de radio-taxi más reconocidas no cogía nadie. Probamos con la app junto al Parc de Ses Fonts, en la calle de Miquel Arcas, en la de Alfonso el Magnánimo… Más de 20 minutos de espera.

Y al día siguiente, tras una larga reunión de trabajo y a eso de las 3 de la tarde en el barrio de Son Oliva, ni en la calle de la Concordia, ni en Eusebio Estrada… Más de media hora para, finalmente, conseguir conectar por teléfono con la operadora de una de las empresas… que nos explica que se han anulado las peticiones de la app… ¡¡¡porque esa zona no tiene cobertura de radio-taxi!!!

Tengan ustedes la santa paciencia de introducir en Google Maps cualquiera de esas calles, vean dónde están situadas… y alucinen con esa respuesta.

Aparte de la penosa experiencia de usuario con la app, que de eso no toca hablar hoy… tratándose de un servicio público, todavía estoy con los ojos como platos.

Eso en Bilbao, desde luego, no pasa.

MUJER Y TAXI

Ya ven que voy enlazando una cosa con otra. 🙂

Esta vez es una simple observación. En los últimos 10 días, además del viaje a Palma he tenido que hacer otro a Valencia, lo que en ambos casos me ha obligado a coger numerosos taxis.

Han sido 8, para ser preciso: 2 en Valencia y 6 en Palma.

Uno de los de Valencia y cuatro de los de Palma fueron conducidos por mujeres. El contraste con la situación que vivo en mi entorno de Bilbao o en el mismo Madrid es más que llamativo: encontrar una mujer detrás del volante es en estos sitios poco más que una anécdota.

Para que se hagan una idea, mi hija, con 19 años, no pudo contenerse al bajar del primer taxi de Palma: «es la primera vez que cojo un taxi que conduce una mujer».

La proporción de mujeres taxistas debe estar en España por debajo del 2%.

Y es que no entiendo muy bien por qué, pero desde luego eso que me ocurrió en Valencia y Palma… al menos en Bilbao aún no pasa. 😦

AMAIA Y EL REAL

Regreso de Palma y leo la noticia de que el sábado 28, Amaia Romero, reciente ganadora de OT, iba a dar un concierto en el Teatro Real de Madrid.

Les supongo conocedores, aunque sea vagamente, del fenómeno OT 2017 y de la propia Amaia Romero, Eurovisión mediante… pero si no es así, les recomiendo dedicarles unos minutos en internet o, en caso contrario, simplemente saltar de capítulo.

No me dirán que Amaia Romero y el Teatro Real de Madrid, en sus propios términos, no son en sí mismos un fabuloso contraste…

A ver… a los 19 años, Amaia, una mujer aún sin salir del todo de la adolescencia, que acaba de ganar un concurso de televisión en busca de intérpretes musicales con talento, anuncia que, acompañada de una banda con cierta solvencia (The Free Fall Band), va a dar un concierto en el Teatro Real de Madrid. Sin material propio, presentará versiones de temas con un programa esencialmente ecléctico.

Dicho un poco a lo bruto (que no se me enfade nadie), es como si una de las numerosas bandas que tocan por los pueblos en esas noches festivas de romería de verano, anunciara su concierto en el Real.

Pues oigan… lo ha hecho. Llenazo, con todas las entradas vendidas en pocas horas. Y no crean que el Teatro se llenó de adolescentes fanatizados por OT, no… Si tienen el gusto de buscar algunos vídeos de su recital, observarán al menos en las primeras filas muchas calvas, canas y teñidos cuidadosamente cardados como los que van adornando cada vez con más frecuencia las testas de mi respetuosa generación. 🙂

Pero lo que más impresiona es la valoración posterior del concierto: sesudos críticos unánimes sobre la grandeza del espectáculo que se hizo corto, mágico, emocionante… Y ella, humilde, exquisita, sencilla, sublime…

Sin material propio. Y en el Real.

AMAIA ROMERO

Déjenme que termine con Amaia de nuevo… porque esta mujer es un contraste en sí misma… 😉

No tengo que dar muchas explicaciones. Basta con que escuchen el Zorongo Gitano (la canción de Lorca interpretada en su día con la voz de la Argentinita) y el Bang Bang (el tema de Cher escrito por Sonny Bono) interpretados en el citado concierto del Teatro Real, para descubrir el significado de lo ecléctico, desde la diversidad pero con estilo propio. Se lo dejo fácil, en dos vídeos que van al final de este post.

Un último detalle: algunas de sus compañeras de OT no han perdido ocasión en las últimas semanas de tachar al compositor e intérprete de reguetón Maluma de machista y de declarar que no cantarían con él por sus letras y por contenidos que denigran a la mujer (opinión que, sinceramente, con cierta frecuencia no es difícil compartir).

Solo han pasado unas semanas de esas críticas… y Amaia Romero se lleva nada menos que al Real una versión del «Felices los cuatro» de Maluma, convirtiendo el reguetón original en una deliciosa versión poppy

Con un par.

Pa’ carácter, yo, oigan…

Verano de contrastes…

¿Gustan?