En el Re’09 oímos hablar mucho de educación. Debe ser que la pobre está muy enferma, porque parece abundante el esfuerzo por reinventarla…
Espero que, a estas alturas, compartan conmigo que la educación es la gran clave para generar y mantener una cultura de progreso sostenible en una sociedad.
El indiscutido «secuestro» de buena parte de nuestras vidas en el periodo más intenso de aprendizaje es una oportunidad de tal calibre para «construir» seres sociales, comprometidos, capaces y libres… que desperdiciarla debería ser una de las cosas más imperdonables que jamás pudiéramos cometer o tan siquiera admitir.
Y sin embargo… hay poca militancia ciudadana al respecto. Siempre fuente de batalla política, no despierta visibles rebeldías ni exigencias cívicas, sino que las sociedades, en general, nos adormecemos en la resignación a aceptar los vaivenes ideológicos y a sufrir sus consecuencias, quizá asumiendo tácitamente que la educación más importante reside en la familia… lo cual, siendo cierto, no deja de ser una fuente de complacencia para con el sistema.
El fuego lo abrió pronto Fernando Trías de Bes, cuando en su intervención reclamó crear conciencia financiera desde las escuelas. Desde su historia de «El hombre que cambió su casa por un tulipán» afloró paralelismos de la actual crisis con otras pasadas y se mostró pesimista respecto de la capacidad de las sociedades para aprender de su historia. En su concepción simple de que al hombre le mueven sólo el pánico y la euforia, auguró que en sólo 2 ó 3 generaciones, aparecerá un periodo de prosperidad que desembocará en una nueva burbuja especulativa perfectamente homologable a la que vivimos, porque las sociedades no guardan memoria de sociedades pasadas.
En línea con otras propuestas que escuchamos más adelante, Trías de Bes «abrió el fuego» sobre educación, proponiendo crear en las escuelas simulacros de burbujas especulativas «con fuego real», pidiendo a los niños que pongan en juego sus pagas: “un niño que en la escuela ha visto cómo desaparecía su asignación semanal a través de un juego de burbuja especulativa guiado por el profesor, probablemente no incurrirá en el mismo error cuando sea un adulto”.
Fue la primera aportación que relacionaba el aprendizaje con la acción, con la observación de los resultados de los propios actos más que con la cognición derivada de la memoria o la comprensión lógica.
Luis Cacho nos presentó una realidad más sorprendente e interesante cuanto más te acercas a ella: la Fundación Promete. Sorprendente tanto por sus ambiciones (ayudar a niños con talento a desarrollarlo) como por la forma de promoverla (como ejercicio de responsabilidad social, inicialmente de empresarios riojanos). Interesante porque, frente a una sociedad en la que la mediocridad reina e incluso se impulsa a través de sistemas educativos igualitaristas, apuesta por hacer del talento algo que ya se hace, paradójicamente, de la educación física: entrenar especialmente a quienes tienen capacidades extraordinarias.
Más allá del vídeo corporativo, que no sé si acierta en la forma de presentar un proyecto que corre el riesgo de ser tachado tendenciosamente de generador de élites antes de haberlo siquiera escuchado, es interesante ver el que recoge las actividades de la fundación en 2009 para entender el alcance de un proyecto aún con enorme recorrido.
Échenle un vistazo a otras actividades de innovación educativa promovidas por Luis Cacho y que se enlazan desde su página del Re’09: se divertirán.
Se calcula que, en cualquier comunidad, entre el 2 y el 10% de los niños y de los jóvenes pueden ser calificados como «de alta capacidad» en cualquier área del conocimiento. La Fundación Promete trabaja en promover la detección del talento en edades tempranas, colaborar en su desarrollo… y facilitar el retorno a la comunidad de origen una vez formados.
Luis Cacho nos mostró el flujo de su proceso adaptativo de aprendizaje, reinventando la educación de una parte muy significativa de niños con necesidades específicas de reto, que el sistema actual se encarga de uniformizar.
Les sugiero una reflexión sobre la oportunidad de desarrollar programas específicos de desarrollo de personas con alta capacidad en nuestras universidades, con un enfoque similar que permitiera plantearse creíblemente la cada vez más dudosa reinversión del esfuerzo educativo en la propia comunidad…
La tercera pieza del puzzle la puso José Manuel Pérez-Díaz – Pericles -, explicando la experiencia de «Emprender en mi escuela» (EME), una iniciativa de Valnalón (la organización puesta en marcha hace 22 años con el objetivo de regenerar la asturiana cuenca del Nalón, transformando «una economía de dependencia en una economía emprendedora»), extendida finalmente a toda Asturias… y hoy ya realidad también en otras comunidades.
Pericles nos invitó a jugar a la analogía entre emprendizaje y un nuevo deporte que deseáramos introducir en sociedad.
Visto así, si quisiéramos cultivar la «cantera» para obtener muchos emprendedores (y de ellos, finalmente algunos «de élite»), tendríamos que comenzar a los 5 años y, por lo tanto, desde la escuela. La propuesta EME es entonces lógica: «si hay 2 horas por semana de educación física en la escuela… ¿cómo no va a haber otras 2 horas de educación emprendedora?»
El programa EME abarca la etapa entre los 3 y los 16 años, con un hilo conductor que es el de constituir realmente una cooperativa escolar de fabricación artesanal de productos.
Aborda desde la constitución de la cooperativa y de su capital social, a la negociación de préstamos con el banco (hay convenios), equipo directivo, imagen corporativa, explotación de las TIC, producto (etiquetado, envasado) o marketing (diseño del punto de venta en mercados locales, stands, promociones…). De su web puede descargarse un resumen del programa.
Hay más programas centrados en etapas formativas superiores: de emprendizaje social, para bachillerato, para ciclos formativos…
Un comentario al margen de la actividad educativa para terminar esta parte del post: Valnalón ofrece también un interesante nexo posterior a la etapa formativa, con un semillero de proyectos orientado a apoyar y facilitar la creación de empresas, un centro de empresas para que se instalen durante sus primeros 4 años de vida y, finalmente, un sevicio de apoyo a su consolidación definitiva. Todo un programa de fomento del emprendizaje en marcha.
El Re’09 tuvo más guiños indirectos hacia la educación, como la emocionante presentación del proyecto Meteotek-08 por sus protagonistas y su comentario sobre la escasa confianza inicial en el proyecto de su propio instituto y el aprendizaje enorme que supuso una aventura tecnológica que acabó siendo también de otro tipo y referenciada en varios medios de comunicación internacionales.
También se habló de que, en sólo unos pocos años (quizá para 2012), la educación por ordenador, con el profesor como integrador del niño y de la máquina (experiencias ya muy avanzadas en entornos rurales dispersos de Alabama), será el 25% de la educación del sistema público americano… y que ese será el punto de inflexión de lo que hoy entendemos por diseño educativo. Y de que millones de niños norteamericanos, australianos o canadienses aprenden bajo un modelo de educación en casa, que allí es posible, sin merma visible de los niveles de socialización.
Pero… «no sólo del Re’09 vive el hombre»… Reinventar la educación es una necesidad progresivamente más sentida y reclamada por muy diversas instancias.
En las últimas semanas, por ejemplo, Andrés Schuschny nos introducía en la visión crítica de Ivan Illich rondando su texto de «La sociedad desescolarizada«, quizá hoy más vigente que cuando la escribió, porque ya hace casi 40 años proponía activar el autoaprendizaje mediante la creación de redes de aprendizaje soportadas en tecnologías avanzadas… sin que, como es lógico, supiera nada de la revolución de la comunicación que estamos viviendo ahora.
Casi al mismo tiempo, la Sociedad de las Indias Electrónicas nos ofrecía un interesantísimo artículo de David de Ugarte que titulaba «enseñanza universitaria: las aulas son para los lentos«, en el que cuestionaba la concepción burocrática de nuestro modelo de enseñanza y lo contraponía a la revolución en curso en el mundo anglófilo («un mundo donde los estudiantes puedan hacer créditos y títulos de múltiples proveedores online, cada uno especializados en ciertas materias y -lo que es más importante- compitiendo ferozmente en precios») con el detonante de MIT OpenCourseWare y otras ofertas subsecuentes como la University of the People, que convertirían el papel de las universidades en «sistemas de señalización».
La idea de los «entornos personales de aprendizaje» (PLE) que los que tanto habla Dolors Reig junto a otras que recoge en otros trabajos suyos, deberían ser demoledoras para la concepción clásica de la formación en ciclos superiores y medios. La cuña que suponen los movimientos de Open University u Open Learning tiene un potencial transformador cuyas consecuencias son aún difíciles de evaluar.
En el campo universitario, los cambios derivados del proceso de Bolonia o la competencia entre universidades por un alumnado escaso, traducida en la búsqueda de una formación curricular diferenciada, han llevado a algunas experiencias interesantes. Véanse, en mi entorno y con mayor o menor acierto, OpenDeusto y MFUD de la Universidad de Deusto, o el modelo de aprendizaje Mendeberri o el Grado LEINN (del que no anda muy lejos Julen Iturbe) ofertado en cooperación con el Team Academy, de Mondragon Unibertsitatea.
Hace dos posts, cuando anunciaba éste, Aitor Bediaga me decía que quedaba expectante ante las ideas que hubiera recogido en torno a la educación, pero sobre todo sobre la reinvención de las universidades. Ya le advertí que de eso se habló poco en el Re’09, que «los tiros» iban a ir por otro lado, pero sí puedo anunciar ahora que tengo alguna reflexión pendiente que compartir sobre ello, en línea con estos últimos párrafos… que supongo llegará en una entrada no muy lejana.
Pero en resumen… ¿qué opinan?, ¿estaremos empezando a reinventar la educación?