Vibraciones: el ser magnánimo

Esta semana hemos podido disfrutar, en un acto interno de empresa, de hora y media de conferencia de Álex Rovira.

Al autor del celebérrimo «La buena suerte» le había escuchado ya en varias ocasiones y por tanto poco de su discurso me resultó una novedad, pero aun así extraje un par de «perlas» nuevas… o al menos que no había almacenado en mi escucha de conferencias anteriores.

Hoy me he topado, ordenando el barullo de hojas y notas que había ido acumulando en mi cartera en los últimos días, con una de ellas. En medio de su discurso, Álex Rovira compartió un constructo mental de esos que tanto se gusta en hacer, jugando con la belleza de las palabras.

Y como me ha parecido bello en sí mismo y reivindicativo de una palabra a su vez bella y menospreciada, he pensado en compartirlo con los pacientes lectores de esta bitácora.

Partía Álex del triángulo mágico de la acción transformadora (querer – saber – poder), pero redactado en forma de dominios:

  • Dominio del conocimiento.
  • Dominio de la acción.
  • Dominio de las emociones.

Lo bonito arranca aquí, porque a cada uno de esos dominios ligó un sustantivo formando una terna preciosa que, luego me dí cuenta, inexplicablemente está formada por palabras bellísimas… casi en desuso en el lenguaje popular:

  • Sabiduría (dominio del conocimiento).
  • Templanza (dominio de la acción).
  • Fortaleza (dominio de las emociones).

Luego jugó a enlazarlas y de nuevo aparece la magia del lenguaje preciso:

  • Congruencia (cuando se conciertan sabiduría y templanza).
  • Coherencia (cuando se combinan fortaleza y templanza).
  • Consistencia (cuando se conjugan sabiduría y fortaleza).

¿Y cómo se llama la combinación máxima de sabiduría, templanza y fortaleza?

Pues él le puso un nombre: magnanimidad.

Y me dí cuenta de que decir de alguien que es una persona magnánima no siempre está exento de una conversación tácita menos recomendable. ¿No creen que ese calificativo suele esconder popularmente una acusación de «sombras de superioridad», de «mirada por encima del hombro»?

A mí me parece que sí y me ha resultado injusto.

Así que quiero reivindicar al ser magnánimo.

Y me voy a fijar bien. Porque debe haber más de uno…

12 comentarios

  1. Me parece una COrelación de conceptos muy interesante, para analizar y digerir.
    Busquemos por tanto la magnimidad y potenciemosla, aunque esta definición parezca un tanto utópica… que gran objetivo!

    (PD.: ya tenía ganas de salir del armario, desde la humildad; me sentía como un voyeur?!)

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    1. Bueno, bueno…. nada menos que Asier dejándose ver en esta modesta casa.

      Muy bienvenido. Me alegro de que hayas cruzado por fin el umbral… y espero que no sea la última vez.

      Y no tengo nada más que añadir. 😉

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  2. Hola Jesús.
    Coincido en lo reivindicar al ser magnánimo, y también en la magia de las palabras y las conexiones de Álex Rovira. Lo que no me gusta tanto esa agrupación de tres en tres (quizá un poco de alergia al concepto de trinitario). De todas formas mi percepción personal es que en la palabra «sabiduría» entra todo, quizá porque implica equilibrio. Me gustó como lo recogía Paulino en un post:

    “Una actitud de sabiduría es un equilibrio sano entre la confianza en lo que uno sabe y la voluntad de escuchar opiniones que cuestionan la propia visión del mundo”.

    Un abrazo!

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    1. Me quedé pensando en la «templanza» en cuanto «dominio de la acción» y se me ocurre que a los que tenemos mucha tendencia a la acción nos viene bien pero se dan muchos casos de todo lo contrario. El caso es que aprender a no intervenir es pura sabiduría pero ante la pura inacción mayoritaria es complicado… ¿sugerencias?

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      1. Pues eso…

        … eso es lo que me pasó a mí con las palabras de Rovira. Más allá de lo redondo que quede el discurso que comento en el post, lo que me gustó es que me dejó pensando. De hecho, no me fue sencillo ligar los recuerdos, mis notas y la comprensión lógica de las conexiones entre palabras que recojo en el texto.

        Extraigo de la wikipedia que templanza es la virtud que asegura el dominio de la voluntad sobre los instintos y mantiene los deseos en los límites de la solidaridad. Pues me gusta esa definición…

        Porque entre los instintos, tanto está el de actuar compulsivamente como el de procrastinar o escapar de la acción comprometida. La inacción no es templanza. La templanza es individual, luego nunca puede ser mayoritaria (o lo es siempre). Y así, la templanza es, por propia naturaleza, la forma más eficaz de intervención.

        No sé si eso te da pistas… 🙂

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    2. Hola, Isabel.

      Lo de las alergias ya sabes que siempre es algo personal… y que hay que mirárselo… 😉

      Pero entiendo lo que dices, aunque en esta ocasión hay que reconocer que sólo es voluntaria la primera trinidad, porque luego la lógica matemática las impone en las combinaciones binarias.

      Me ha encantado el post de Paulino Etxebeste (un blog que, no entiendo por qué extraña razón, ni siquiera conocía). Pero no comparto el quedarme en la noción de sabiduría como universo que lo recoge todo. Cuántas veces a mi alrededor (cuántas veces yo mismo), he visto estropear posibilidades desde el equilibrio de la sabiduría (tal y como lo describe Paulino) pero dejando que la emoción domine los acontecimientos o permitiendo que la acción se supedite a los equilibrios de la sabiduría. El equilibrio necesario, siempre intestable, desborda al de la sabiduría, a mi modo de ver.

      Gracias por tu comentario, siempre aportando…

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  3. No es nada sencillo hilar conceptos hasta conseguir que resonen armónicamente en cada uno de sus significados. De ahí quizás esa sensación de completud y de verdad que adquiere toda la secuencia de tríadas interrelacionadas que nos traes aquí. Al final va a ser verdad aquella teoría antigua que decía que la música estaba en el origen del mundo, de ahí quizás que seamos tan sensibles a ella.

    Me gusta y creo que coincido en lo que dices Jesús, incluso en eso de que la palabra magnánimo sea denostada , creo yo que, como muchas otras palabras, básicamente por esa ignorancia que lleva consigo la prisa, que hace que todo se sintetice y que diferentes conceptos se unifiquen en un mismo significado perdiéndose de ese modo la belleza de tantos matices. El mundo actual no está hecho para disfrutarse enredándose en sus matices sino para consumirse en grandes cantidades, con rapidez y en envases reciclables.

    Hasta la magnanimidadse refiere a la magnanimidad como perfección de todas las virtudes. A mí me atrae particularmente el aspecto de generosa humanidad que se desprende de esa palabra y que creo que la hace realmente grande.

    Un abrazo fuerte!

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    1. ¿Sabes, Manel…? Esa frase de que «el mundo actual no está hecho para disfrutarse enredándose en sus matices sino para consumirse en grandes cantidades, con rapidez y en envases reciclables» es toda una verdad… pero es una lástima.

      Hasta el concepto reciclable me empieza a parecer algo que esconde falsedad. Recuerdo aún las cajas metálicas de Cola Cao de cuando era niño. Son también reciclables, como las de plástico o cartón actuales, pero eso entonces no importaba… y realmente hoy no importaría. Porque aún conservo y uso un par de cajas de aquéllas casi en perfecto estado… y han pasado más de 40 años. Nada es más sostenible que eso, ni lo reciclado.

      Así que la Humanidad (que pongo en mayúsculas aunque me refiero a la condición de humano y no al conjunto de humanos) es algo que, si supura de una palabra, la hace bienvenida precisamente porque está llena de matices… pequeños, lentos y quizá ni reciclables. 😉

      Gracias de nuevo por pasarte a conversar.

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  4. Hola, (también recién salido del armario)

    Coincido con Isabel en su admiración por la belleza, la magia y el encanto que las palabras ejercen, a veces por pura estética, otras por las ideas, los conceptos, los recuerdos o las historias que contienen o que construyen.
    Porque creo que en cierta forma las palabras son como un gran juego de lego, y Alex Rovira parece ser un buen arquitecto en este juego del lenguaje.

    Y lo hace muy bien en esa conexión 3×3 que tan bien nos explicas en esta entrada. Pero tal vez se pudiera pensar que su propuesta no es una descripción de cómo son las cosas, no nos descubre qué es la acción transformadora o la magnanimidad; más bien la fabrica a imagen y semejanza de su mirada. Y esta construcción es bella y creo que está bien reivindicarla, pero no deja de ser una elección.

    Aún compartiendo la interesante, y creo que útil propuesta de Alex Rovira, prefiero, como Isabel, la palabra sabiduría. Creo que recoge mejor ese misterio trino del querer-saber-poder con el que empezaba todo este debate.

    Barry Shwart en este vídeo ( http://goo.gl/gIqio ) habla precisamente sobre lo que llama la “sabiduría práctica, y dice cosas como: «La sabiduría práctica», nos dijo Aristóteles, «es la combinación de voluntad moral y habilidad moral». Una persona sabia reconoce cuándo y cómo hacer la excepción a cada regla,(…) La sabiduría depende de la experiencia, y no cualquier tipo de experiencia.(…) La buena noticia es que no se necesita genialidad para ser sabio. La mala noticia es que sin sabiduría, la genialidad no es suficiente…

    Son 20 minutos que bajo mi punto de vista merece la pena invertir, y que tal vez ya hayáis visto. Creo que tiene mucho que ver con todo esto.
    Además el sr. Schwartz es un maestro con el lego.

    Un saludo

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    1. Hola, Manuel.

      Imperdonable por mi parte que hayas entrado en casa y ni siquiera te haya saludado… Mis disculpas. Que sepas que eres muy bienvenido. 🙂

      Te propongo aparcar por un momento las palabras desde las definiciones, porque no puedo sino compartir el mensaje de Barry Schwartz en el vídeo del enlace que nos aportas, que por cierto no conocía. Muy recomendable… y además enlaza bien, desde otra perspectiva, con lo siguiente que estoy escribiendo… hoy mismo.

      Virtud es una palabra anticuada… Qué desgracia.

      Y lo peor es que es el principal desafío no resuelto en nuestras escuelas.

      Desde la empatía, hacer en cada ocasión lo correcto. Es sencillo de decir y no tan difícil de hacer, de uno u otro modo. Y consigue que las personas valoren y confíen en lo que haces y en lo que eres… porque siempre hay alguien que observa.

      Gracias por tu comentario. Encantado de recibirte en este rincón, abierto para cuando quieras.

      Un saludo.

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      1. Mil gracias Jesús.

        Ya me solía asomar por aquí desde el quicio de la puerta y medio a escondidas. Después de haber entrado hasta la cocina y de tu bienvenida pienso pasar sin llamar a seguir disfrutando de tus artículos y de la buena compañía de la que te sueles rodear.

        Gracias y un saludo!!

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